El 19 de noviembre de 1933 se celebran en España las primeras elecciones realmente democráticas, ya que son las primeras en las que se incorpora el voto femenino. Las gana claramente la derecha articulada en torno a la Confederación Española de Derechas Autónomas que presidía Gil Robles, que obtuvo 115 escaños, seguida del partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux, que obtiene 102, y en las que el PSOE obtuvo 58 diputados. Los avatares de la historia hacen que el Partido Radical forme gobierno y se vea envuelto en una trama de corrupción denominada "estraperlo", que va extendiendo sus redes y provoca la caída del gobierno. En las elecciones de febrero de 1936, este mismo partido, obtiene 5 diputados frente a los 102 que obtuvo en noviembre de 1933. Y es que los españoles, por aquellos años, sabíamos pasar factura de los desmadres de los gobernantes. Entonces éramos atávicos, carpetovetónicos, pasionales, incluso las cosas se arreglaban por la tremenda.

Justo 75 años después, también en unas elecciones, el PSOE solamente pierde unos 4 millones de votos. En justa correspondencia, debería haber perdido, al menos, 5 millones, uno por cada español que está sin trabajo, debido a la pésima gestión que han llevado a cabo durante sus dos mandatos consecutivos. Debe de ser porque ahora, en estos tiempos que vivimos, los españoles somos políticamente muy correctos, que es la corriente de pensamiento que ha venido a sustituir aquello de los atavismos ancestrales.

Es de lo más oportuna una frase del insigne granadino D. Antonio García-Trevijano escrita en su reciente libro "Teoría pura de la república", y que transcribo: "Apoyar a los gobiernos responsables de la crisis es la reacción instintiva de la imbecilidad y la ignorancia política".

Porque también soy políticamente correcto, creo que obtener unos 7 millones de votos es una tremenda victoria que en modo alguno el PSOE se merece.

Nicolás Villodres Ríos

Consejos a M. Rajoy, gratis

Quiero enviar esta carta al presidente electo, don Mariano Rajoy Brey. De siempre se han considerado las cartas de los lectores a la prensa como una de las manifestaciones más claras del sentir del pueblo, de las inquietudes de la gente de a pie. Como tal quisiera que considerara usted esta misiva, sin otras aspiraciones o pretensiones.

Me sorprende, y a veces hasta me encocora, comprobar en cierta prensa y en algunos tertulianos de radio y tele la fijación que se traen con usted para que cuanto antes empiece a actuar, a tomar medidas -¿qué medidas?-, y le urgen y le apremian para que empiece a dar normas y hasta para que nombre ya a los ministros que van a timonear la cosa de la economía, que los nombre antes, incluso, de ser usted presidente. Sé muy bien de su comedimiento, de su serenidad y frialdad ante contratiempos y adversidades. Sé que ninguna presión le hará claudicar y precipitarse. Pero algo habrá que hacer cuando llegue el momento oportuno. "A ver qué va a hacer Rajoy", dicen con aires escépticos de incredulidad. Y no cabe duda de que un presidente que recibe su mandato de una amplísima mayoría del pueblo tiene que fajarse y apretar los dientes y actuar con decisión, con justeza y con la sabiduría que a usted le caracteriza.

Los críticos ya se han puesto la venda antes de recibir la pedrada. Ya hablan de recortes drásticos y quiebra de las "políticas sociales" (especulación subliminal, ¡vive Dios!). Yo sé que no nos va a tocar las pensiones a los "probitos" jubilados. Deje, también, tranquilos a los sufridos funcionarios (yo soy funcionario jubilado y se me nota). Una buena concertación laboral -reforma a fondo- con empresarios y sindicatos y la supresión inmediata de todas las pagas a diputados y senadores jubilados y fuera las subvenciones a la patronal y sindicatos. Le aplaudiríamos desde las dos orillas del río y podría ser el comienzo de algo importante.

Eleuterio Alegría Mellado

(Sevilla)