PUBLICÁBAMOS ayer en nuestra primera página la imagen de una manifestación muy elocuente sobre lo que está pasando en Canarias y en España. "Incumpliendo lo pactado nos dejan desamparados", se leía en una de las pancartas. Otra decía "No a los recortes". Una viva muestra, como señalamos, del descaro con que tratan los partidos políticos a los ciudadanos, de los que solo se acuerdan en el momento de las elecciones para pedirles el voto. Junto a estas frases, una propia de EL DÍA que nos nace del corazón y del amor que le tenemos a la patria canaria y a su gente; una frase que dice "Canarias no puede seguir así". Con estos bueyes no podemos arar. ¿Y quiénes son estos bueyes? Pues Paulino Rivero, Ricardo Melchior, Ana Oramas, los Ríos (no los cineastas, sino los chiquitos de su papá político), González Ortiz, Bermúdez (alcalde santacrucero pero a las órdenes de un político comandado desde Las Palmas, que es donde tiene su sede el PSOE) y demás caterva política. Tanto a estos políticos como a los colonialistas españoles les interesa que Canarias se mantenga en la pobreza para podernos aplicar la Santa Inquisición, que es el miedo. El miedo y el látigo. Miedo para que no nos separemos de España porque nos han hecho creer, falsamente, que sin España no podemos sobrevivir. Y el látigo para flagelarnos como se flagelaba a los esclavos; para que no dejemos de trabajar no a favor de nosotros mismos, como ocurriría si fuésemos ciudadanos de un país independiente y, en consecuencia, dueños de nuestro propio destino, sino a favor de los españoles que nos sojuzgan y nos esquilman desde hace casi seis siglos porque somos la teta de España.

Al canario que no ha profundizado en lo que tiene, que no sabe cuántas riquezas tiene en sus islas, nos permitimos recordarle que Canarias, además de ser un paraíso -salvo una isla que es fea y desangelada por naturaleza-, es un enclave geoestratégico de primer orden. Este Archipiélago posee una situación en el mundo que le permitirá, cuando sea una nación con su estado, vivir con el mismo nivel de riqueza que los países más avanzados. Estamos privilegiadamente situados entre tres continentes. Sin embargo, no aprovechamos esta ventaja, junto con nuestros recursos naturales, porque estamos en manos de políticos ruines ayudados por personas igualmente ruines. Entre ellos, la caterva ya citada antes y otros más. Todos están bullendo ahora como las aguas del Mar de las Calmas calentadas por la lava de La Restinga. Estamos en medio del apogeo de la ruindad que encarnan, políticamente hablando, los falsos nacionalistas que se han dedicado a engañar al pueblo. Entre ellos cabe citar a la señora Oramas. Con qué caradura se presenta de nuevo como candidata al Congreso de los Diputados, después de estar cuatro años en Madrid dedicada a practicar la política pura mientras se reía de los canarios. Ana Oramas ha perjudicado mucho a los españoles y a los canarios. Y encima aparece ahora toda simpática en la cartelería como si no hubiese roto un plato. Con qué descaro, lo repetimos, trata de volver a engañar a los canarios. Nos hubiera ido mejor con Milagros Luis Brito de número uno en la lista.

Es una afrenta para los canarios que la señora Oramas vuelva a repetir como diputada en Madrid, de la misma forma que lo es que Paulino Rivero siga sin dimitir. Él y su esposa, doña Ángela Mena, que en política actúa como una goda enterada, deben abandonar sus cargos y exiliarse para siempre. Ninguno de los tres (Mena, Oramas y Rivero) es políticamente digno de seguir en estas Islas ni un minuto más.

Queremos acabar este comentario con un asunto igualmente indigno. También en nuestra primera página de ayer publicábamos que el empresario tinerfeño Ignacio González ha dejado de estar imputado por un delito de cohecho, al sobreseer el Tribunal Superior de Justicia de Canarias la causa que se seguía contra él. Es la quinta persona que queda exonerada en pocos días. Esto demuestra lo que venimos diciendo desde hace tiempo: tanto este empresario, como otros, así como políticos y hasta funcionarios, son víctimas de una campaña impulsada por los enemigos de Tenerife y por el socialismo que puso de moda el gran denunciador. Nos referimos a ese fracasado de la política llamado Santiago Pérez, que también nos ha denunciado a nosotros por criticarlo políticamente, pues en su vida privada nunca hemos entrado ni lo haremos jamás. Solo hemos arremetido contra su gestión política, lo reiteramos, por nefasta para su propio partido, que él mismo se vio obligado a abandonar porque no lo querían, y para Tenerife.