LA CONSECUCIÓN de las casi 60.000 firmas y el éxito de la concentración pro muelle pesquero, deportivo y comercial del Puerto de la Cruz del 30 de octubre, todo un acontecimiento histórico para el movimiento reivindicativo ciudadano, se quedarán en agua de borraja si no derivan hacia una iniciativa legislativa popular que permita debatir en el Parlamento de Canarias la conveniencia de esta infraestructura que se considera vital para el desarrollo de las comarcas del norte de Tenerife. Sin ánimo de ser cansino, considero modestamente que las aspiraciones económicas y sociales de la población de esta zona de la isla no deben ni pueden ser defraudadas una vez más, y corresponderá a los actores de la vida pública y del sector privado definirse sobre este asunto y pasar a la acción, dado que las palabras se las lleva el viento y los gestos se diluyen en la pasión de las primeras horas; porque un pueblo como el Puerto de la Cruz necesita mirar de frente al mar, aprovechar sus posibilidades y recursos, en suma, vivir de él, hacer realidad la recuperación de su tradición portuaria.

Sin entrar en los aspectos de procedimiento y jurídicos que conlleva una iniciativa legislativa popular, su interposición ante el Parlamento de Canarias no solo tendría un efecto político, sino que obligaría a "mojarse" a todas y cada una de las fuerzas políticas que la integran, aunque se planteen dudas sobre su efectividad si nos atenemos a los resultados que han deparado, por citar un ejemplo, un tanto sangrantes, como el representado por la ley sobre El Rincón de La Orotava, que, al parecer, se ha trocado en papel mojado. No es deseable que esa hipotética Ley sobre el Desarrollo del Muelle Pesquero, Deportivo y Comercial para el Puerto de la Cruz, de llegar a buen puerto y promulgarse, corra la misma suerte que la normativa que prevé la protección y desarrollo sostenible de El Rincón. Una parte del Valle de La Orotava se muere, y con ella las expectativas de desarrollo y, por ende, de la creación de empleo y riqueza que tanta falta hacen en estos momentos aciagos.

Una parte considerable del pueblo del norte de Tenerife, no todo, como hubiera sido de esperar y desear, se expresó claramente, y en función de ese clamor sería oportuno que, de oficio, los partidos políticos adoptaran como suyas esas reivindicaciones y no esperen nuevos reclamos o movilizaciones. También, en honor a la verdad, resulta paradójico que mientras que en el Valle de La Orotava se ansíe un muelle digno, se despotrique contra la construcción del muelle de Granadilla y se le pongan tantos obstáculos, o se pierda la oportunidad del trazado de una segunda pista para el aeropuerto de Los Rodeos, aunque sin perder de vista las objeciones al mismo sobre su ubicación o procedimiento sugerido para ello. Cada proyecto que se tumba constituye una oportunidad perdida para avanzar o reparar los daños ocasionados por la dejadez, la improvisación o falta de planificación en el establecimiento de las prioridades en las inversiones públicas.

Confiemos en que se resuelvan las trabas administrativas que bloquean el proyecto de muelle desde hace años y se convoque un concurso público para la adjudicación de las obras en un tiempo razonable.