ASÍ DENOMINÓ un buen amigo italiano a la música clásica, pero dejará de serlo, pues la decadencia de la vieja y carcamal Europa, con sus mandatarios a la cabeza, está empeñada en cargarse la cultura, que es la base del progreso y del leal y saber entender. Sin cultura ni educación nos sumergiremos en una pésima espiral de conductas, de irrefrenables consecuencias, y nos invadirá la falta de moralidad y ética. En sus poltronas andan discutiendo lo que van a hacer o deshacer, y sin alterarse lo más mínimo obligan al ciudadano a apretarse continuamente el cinturón, mientras ellos no son capaces de reducir ni un ápice sus prebendas.
La corriente de recortes llega también a nuestro país, y, por supuesto, a nuestra comunidad canaria, y esta última semana ha habido una grave conmoción en el ámbito de la cultura. Lo definí en una emisora local como "recortes de pánico", al ver las declaraciones en los medios de comunicación de don Alberto Delgado, viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias. Las altas instancias de la institución, en la que desempeña una gran labor, ha propuesto al Parlamento, para 2012, un recorte presupuestario para su organismo de nada menos que un 65%. Esto supone acabar con el mínimo atisbo de posibilidad de hacer cultura en nuestro archipiélago, y se verán afectadas muchas empresas artísticas y compañías de artes escénicas. Personalmente, tengo claro que los primeros afectados seremos la música clásica, la ópera y la zarzuela; y me parece mentira que estas y otras artes sigan supeditadas a los caprichos e inconsciencia de una clase política que solo desea el adoctrinamiento y "aborregamiento" (esta palabra me la invento) de sus habitantes. Es lamentable que tengamos que aguantar el estilo y las formas de actuar de una casta privilegiada y déspota que solo mira para sí misma.
Llevo años dialogando y acercando posturas sobre el Festival de Zarzuela con don Alberto Delgado. Nos propuso en su momento unificar de nuevo los festivales que se celebran en Las Palmas y Santa Cruz, y aunque existen algunas barreras, sobre todo de fechas, este año logramos que al menos uno de los títulos puede cumplir lo acordado. El próximo noviembre, en el teatro Cuyás, se representará "El dúo de la Africana-¡Viva la zarzuela!", como ya hicimos en mayo en el Guimerá. Sin embargo, con las nuevas noticias, tenemos la incertidumbre de si "La del soto del parral", que se acaba de representar este fin de semana en Las Palmas, podrá ser llevada al recinto santacrucero. El entendimiento entre ambas asociaciones y don Alberto siempre ha sido satisfactorio, pues es buen conocedor de los temas teatrales, y somos conscientes de las dificultades de la insularidad.
En el año 1993, comenzamos conjuntamente, pero las obras en los espacios y los cambios de fechas de otros festivales impidieron la continuidad. A pesar de tantas dificultades, la animosidad, las buenas relaciones y la persistencia de don Alberto, los avances han sido positivos. Las cuentas siempre han sido claras y en los inicios las asociaciones nos repartimos una subvención de 45 millones de pesetas, que se mantuvo sin alteración hasta la llegada del euro. A partir de ese momento nos redondearon la cifra a 168.000 euros, para cada asociación, cantidad que se redujo este 2011 a 128.000 por la crisis. Aún con recortes, hemos logrado mantener un festival con dignidad y buena acogida del público; con esta deducción de un 65% para toda la cultura de Canarias, será imposible continuar con él.
No hay que rendirse, y espero una gran unión desde todos los ámbitos de la cultura para presionar y que el dislate no ocurra. Entiendo que es justo que todos recortemos, pero hay otros apartados donde los gobernantes pueden acomodar el tijeretazo. Los políticos siguen sin entender que la inversión en eventos va directamente al consumo y que muchas empresas se benefician y viven de ellos. Creamos empleo coyuntural, y ¡ojalá! que todas las organizaciones hicieran lo mismo. Este hachazo a la cultura solo aumentará las listas del paro, y tendrán que prepararse para el aumento de la cola en los comedores sociales y la recogida de alimentos en Cáritas.
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