NUNCA se supo a ciencia cierta cuanto costó la visita a Tenerife de Bill Clinton para impartir una conferencia y jugar un rato al golf. Con los asistentes a la conferencia quisieron ser los organizadores tan selectivos, que al final quedaron un montón de butacas libres. Lo de ir a tocar las pelotas con un palo -que es la esencia del golf- parece que estuvo mejor. Algunos soltaron una pasta gansa para codearse en algún "green" -otra forma gilipollesca, o anglocretina, de decir verde- con ex mandatario gringo y otros, entre ellos Zerolo, fueron gratis. Cuando se organiza una montería en tierras peninsulares, a la gente chic la invitan pero a los que quieren ir sin ser chics, ni famosos, ni nada, les cobran la asistencia. Los llaman los paganinis porque son los que costean el recreo de todos. El precio de la vanidad, naturalmente.

En fin, lo de Clinton -al menos eso fue lo que se dijo- corrió a cargo de empresas privadas. Algo puso el erario, desde luego, porque la visita de este señor de Arkansas siempre supone un desembolso en organización, seguridad, etcétera. Sigue sin saberse, al menos en el momento de escribir estas líneas, quién o quiénes, y con qué dinero -público o privado- han costeado la llamada conferencia de paz celebrada en Donostia. Lo que sí se conoce es el importe final de la factura: medio millón de dólares, principalmente en sueldos para los mediadores de la paz. Un guarismo harto conocido porque ayer lo airearon los medios de comunicación. Aunque estemos en Europa -quiero suponer que las Vascongadas siguen formando parte de España y, en consecuencia, de Europa-, estas cosas se tarifan en la moneda de los billetes verdes. Cabe citar, a efectos recordatorios, que Kofi Annan percibió 150.000 dólares por su visita a la capital guipuzcoana, gastos de desplazamiento y manutención, incluidos los de dos acompañantes, aparte. Y no estamos hablando de un señor que ande en la miseria, habida cuenta de que cuando al final le dieron la patada en la ONU cobró un millón de dólares por el despido. Actualmente percibe 12.000 dólares mensuales como pensión vitalicia. Otro participante en el cotarro, Bertie Arhen, recibió 40.000 dólares -de nuevo gastos propios y de acompañantes al margen- y a Gro Harlem-Brundtland, ex primera ministra noruega, le ingresaron en su cuenta 35.000; laborista -o socialista, que lo mismo es- pero no boba. Aunque socialistas bobos, la verdad sea dicha, no he conocido a ninguno; ni siquiera a Pepe Segura. Y eso que no vino Tony Blair, pues la tarifa del ex premier británico por acudir a mentecateces como esta ronda los 250.000 dólares.

Cifras, en cualquier caso, que ponen los pelos de punta en un país en el que se están cerrando hospitales -y poniendo a los enfermos con cáncer en listas de espera- porque no hay dinero. Aunque nadie ha dicho que sea más importante la salud -o la formación- de la gente que conseguir uno de los grandes sueños del señor Zapatero; un logro que le abriría las puertas del Nobel de la Paz: la disolución de ETA. El último clavo ardiendo que le queda al socialismo más inútil que ha padecido este país para presentarse ante los ciudadanos con algo en las manos; con algo que haga olvidar cinco millones de parados, y aumentando, y una economía ya abiertamente intervenida por Merkel y Sarkozy. Qué pena; qué grotesca y bochornosa pena. Ayer mismo, ETA anunció el cese definitivo de su actividad violenta. Ya era hora. ¿Le bastará con eso al PSOE para remontar los malos resultados de las encuestas?