Cuando lo destacamos en primera página es porque estamos convencidos de lo que decimos: Paulino Rivero es un político torpe que debe dimitir y exiliarse de Canarias. Bajo su mandato, y aconsejado, cuando no controlado, por un ave exótica que se nos ha colado en esta colonia para contribuir a que sigamos colonizados por los españoles, estas Islas han alcanzado sus más acuciantes cotas de hambre, de pobreza, de desempleo y de desesperanza. No hay dinero para mantener abiertos los quirófanos, para comprar medicinas, para atender a las personas dependientes y para contratar a profesores, pese a que los resultados escolares del Archipiélago están entre los peores de España, lo cual tampoco debe sorprendernos porque -lo hemos manifestado otras veces- los territorios colonizados siempre se llevan la peor parte en todo. Y todo ello, en gran medida, por culpa de la pareja de déspotas políticos que nos gobiernan. Uno oficialmente y la otra en la sombra. "Cherchez la femme", reza un sabio adagio francés. En nuestro editorial del próximo domingo daremos a conocer dos interesantes mensajes recibidos en esta Casa vía e-mail sobre lo que realmente son las regiones ultraperiféricas europeas (de las que tanto presume el necio político que está al frente del Gobierno regional) y también de las andanzas mañaneras del ave exótica en el municipio de El Sauzal. No queremos adelantar nada en este viernes, pero aseguramos que ninguna de esas notas tiene desperdicio. Así se irá sabiendo quién es don Paulino Rivero y quién doña Ángela Mena.

Estamos hablando de una señora que pretende inclusive influir en la Justicia. Una justicia a la que respetamos porque hay que respetarla y obedecerla para no incurrir en un delito de desacato, pero que no es nuestra Justicia porque no se guía por leyes canarias sino por la legislación del país que nos coloniza; que nos saquea con total impunidad y con la colaboración entusiasta de la pareja aludida, amén de la caterva de falsos nacionalistas que los acompañan en CC. Una formación política de la que sólo salvamos a unas pocas personas que aman a su tierra y se comportan como patriotas. ¿Puede ser patriota alguien como doña Ángela Mena? ¿Puede serlo don Paulino Rivero, que ha tenido muchísimas oportunidades de plantarse en Madrid y decirle al presidente del Gobierno de España, y también al Monarca, que ya está bien de tanto sometimiento colonial y, sin embargo, ha permanecido en silencio o hablando de tonterías sin importancia? Definitivamente, no. Un político como el señor Rivero no puede seguir al frente de una institución canaria, por insignificante que sea. Hasta el Ayuntamiento de El Sauzal, del que fue un buen alcalde en su día, se le queda hoy grande porque su traición política a quienes confiaron en él, nosotros entre ellos, ha sido de tal magnitud, que ha quedado políticamente incapacitado para ejercer cualquier cargo público en estas Islas. Por eso insistimos en que su única opción es dimitir y marcharse. Esconderse en la Patagonia, o en Siberia, o en la Cochinchina; cualquier lugar es válido para su inaplazable destierro, con tal de que esté suficientemente lejos para que ningún canario lo encuentre.

No vamos a repetir esa majadería de que la Justicia es un cachondeo, como lo hizo cierto alcalde al que luego procesaron por ello, pero sí diremos que es lenta. Aunque la lentitud desaparece cuando se trata de condenar a EL DÍA. Entonces, para regocijo de la señora Mena, se dictan sentencias de 14 folios en menos de 24 horas. ¿Tenemos o no tenemos razón al pedir una Justicia propia que sólo podemos alcanzar como consecuencia de la independencia?

Y acabamos con una referencia -una más- a nuestro querido barrio de El Toscal. Nos parece muy bien el zafarrancho de limpieza en ese distrito de Santa Cruz que ha emprendido el Ayuntamiento. Sin embargo, eso no es suficiente. Hace falta empezar a redactar ya mismo un plan especial para ese barrio, llamado a convertirse en el "moderno Santa Cruz". Un plan sustentado en un concurso de ideas abierto a la participación de los mejores profesionales de todo el mundo. Hay que conservar lo que tenga interés, pero no todo y a cualquier precio, como defienden algunos vecinos. La opinión de los vecinos es importante, pero El Toscal necesita una visión de conjunto que supere los siempre perniciosos individualismos. Por eso no nos fiamos de los políticos y los profesionales de aquí, porque, aunque son buenos profesionales, muchas veces se dejan influir por opiniones chauvinistas que les impiden tener una visión de ciudad. Lo repetimos: El Toscal está llamado a ser el nuevo Santa Cruz.