No hemos sido nosotros quienes le hemos adjudicado a doña Ana Oramas el sobrenombre de quícara. Se lo puso ella misma al manifestar, en un acto público de su partido, que defiende los intereses de los canarios en Madrid como una quícara peleona. Mentira cochina. Si de verdad bregase por los intereses de su gente, hace tiempo que habría pedido la independencia de esta tierra. En cambio, lejos de actuar políticamente como una auténtica nacionalista -que no lo es- optó la señora Oramas por dedicarse a la política pura. Otra expresión suya infame, considerando que el pueblo pasa hambre mientras le paga con impuestos sus alegrías en la capital de la metrópoli. Jugar a la política pura ha significado para ella hacerle el juego a Zapatero. Saben todos los españoles y todos los canarios que si el presidente socialista sigue al frente del Gobierno de España es por el apoyo que le otorgó CC. Un apoyo que, en su momento, tanto la quícara madrileña como el déspota político que tiene por jefe en las Islas justificaron por "razones de Estado". Planteamiento absurdo donde los haya si lo hace un canario, máxime si es nacionalista, porque la única razón de Estado para nuestro Archipiélago es conseguir su propio Estado.

Pues bien; no conforme con sus desbarres, con su entrega a los socialistas y a los canariones -a nosotros nos acusa de insultarla; otra mentira, pues lo único que hemos hecho es criticar su desentendimiento de los problemas del pueblo canario-, acaba de manifestar doña Ana Oramas a un periódico de reducida difusión y menor tirada que "Zapatero hizo frente a la crisis con cobardía y ocultó la situación". Estamos de acuerdo pero, en ese caso, ¿por qué lo apoyaron los dos diputados de CC para que siguiera consumando el desastre? Porque eso fue lo que hicieron, primero la señora Oramas y el señor Perestelo, y luego ella misma junto con el chiquito Ríos. ¿Cómo se llama eso? ¿Es que alguien, sea o no nacionalista, puede darle un solo voto a esa mujer el próximo 20 de noviembre? ¿Cómo puede esperar Coalición Canaria con candidatos de este nivel no ya obtener dos votos sino, como decimos, uno solo? Por muy falsos nacionalistas que sean quienes rigen los destinos de Coalición Canaria, ¿cómo pueden poner en las listas electorales a una mentirosa política y antipatriota? ¿Y esta es la señora que encabeza, junto con el españolista Ricardo Melchior, la representación canaria en las Cortes españolas? Qué personajes para que se oiga nuestra voz en el Congreso de los Diputados y en el Senado. Qué vergüenza nos hacen sentir a los auténticos canarios. No es de extrañar que los peninsulares se rían de ellos, no ya a sus espaldas sino descaradamente en su cara.

¿Cómo puede decir doña Ana Oramas -la tratamos con respeto para que luego no vaya por ahí acusándonos de insultarla- que Zapatero puede mirar de frente a los españoles, cuando hasta algunos socialistas coinciden con la opinión generalizada de que ha sido el peor presidente que ha tenido España? ¿Es que esta mujer se ha vuelto loca? Si es así, si ha perdido el tino para la política, lo mejor es que la aparten para siempre de la vida pública y que se esconda, antes de que siga haciendo más daño a estas Islas y de que continúe poniéndonos en ridículo a los canarios. Aunque quizás estemos ante un problema de comprensión. Queremos decir que tal vez doña Ana Oramas, afectada por esa fiebre alta que causa el virus de Madrid -un germen patógeno que se cuela en el cuerpo de quienes llegan de provincias y se creen importantes del mundo mundial por el simple hecho de que ahora están en la capital-, ha perdido la capacidad para distinguir entre lo bueno y lo nefasto. Algo que la lleva a cerrar los ojos también frente a la ínclita pareja que gobierna Canarias, déspota político él y enemiga de esta Casa y de Tenerife ella. Hablamos, como ya lo habrán imaginado nuestros lectores, del matrimonio Mena-Rivero, aunque nos han dicho que gobierna más Mena que Rivero. En cualquier caso, dos que también se llaman nacionalistas; una falsedad que EL DÍA quiere romper y nos atacan por ello. Arremeten contra nosotros la Justicia, los políticos, los nacionalistas bolsilleros y algunos periodistas deleznables, entre ellos un chulón capicúa y mariconsón que se jacta de tener acceso al entramado judicial no sabemos por qué vía, aunque nos lo imaginamos. Que no se siga molestando ninguno de ellos en continuar con su vil actitud, pues sus ataques, en vez de acobardarnos, nos dan fuerzas para seguir adelante en nuestra lucha pacífica por la libertad del pueblo canario. Una batalla que jamás daremos por perdida porque la vamos a ganar junto con todos los patriotas, y la van a perder los españolistas, los amantes de la españolidad y los mariconsones que se avergüenzan, indignamente, de su condición.