POR TAL tenía yo al Sr. Bono (presidente del Congreso de los Diputados) hasta que al verlo recientemente en una entrevista, a la que al parecer concurría de buen grado, en un medio televisivo hizo que se me cayesen los palos del sombrajo. Tampoco el entrevistador, si es que es periodista, quedaba en buen lugar riendo las gracietas del entrevistado.

A la sazón, trataba el Sr. Bono de las "calumnias" e "injurias" que , respecto de su patrimonio, publica La Gaceta, que dirige "ese calvo" al que no quiere citar por su nombre porque, poco más o menos, le contaminaría. "Ese calvo" es don Carlos Dávila, periodista de larga trayectoria, o de "largo recorrido" como se dice ahora, de forma cursi, en el argot político. No voy a entrar yo aquí a pronunciarme respecto del amplio patrimonio acumulado por la familia Bono desde que alcanzó la Presidencia de Castilla-La Mancha hasta la actualidad; ni si este ha podido producirse a partir de los ingresos por su salario como dirigente político o como especulador. No quiero meterme en ese charco, porque carezco de autoridad a tal fin.

Sí tengo alguna autoridad para pronunciarme respecto de la gracieta o de la mala leche del entrevistado al tratar de la calvicie como un hecho despreciativo y despectivo. Fue aquella actitud la que lo convirtió a mis ojos y entendederas en "bravo bonete". Tanto más por cuanto salía de boca de un acomplejado por el avance de su alopecia. Acomplejado que ha tratado y sigue tratándose con injertos capilares, no sé si de marranos de la dehesa o de crines de la fabulosa hípica que posee, para no presentar al mundo una lustrosa calva cual la de Carlos Dávila, la de este que suscribe y que luce con dignidad desde hace muchos años, o la que luce honrosamente el presidente del Senado, Sr. Rojo, y que compartía espacio con el "bravo bonete" en el acto de las Fuerzas Armadas el pasado día 12.

Es de suyo una imbecilidad que el presidente de una institución tan importante como la Cámara legislativa se prodigue en descalificar a uno por su condición de calvo en vez de, en tanto que cargo público, poner negro sobre blanco "de donde saca pa'' tanto como destaca", como decía la antigua copla de "la chica del 17".