UN EJERCICIO absolutamente saludable consiste en visitar la hemeroteca, lugar que, como casi todo el mundo conoce (algún político lo olvida y se lleva significados disgustos), reúne la suficiente información para echar por tierra toda una serie de currículos dados a conocer, en su día, como auténticas obras de arte. Nada mejor, igualmente, que esperar a la convocatoria de elecciones generales, autonómicas o municipales para comprobar la ristra de trolas con las que los políticos obsequian al ciudadano de a pie divulgadas desde plataformas que les proporcionan ciertas inmunidades ante el desconfiado vecino (hoy están de moda los corros que arropan al candidato sentado en una silla diciendo disparates).

Los socialistas-obreros, protectores de los banqueros, se han llevado una desagradable sorpresa al escuchar las insólitas declaraciones de un superrico yanqui llamado Warren Buffett, quien ha propalado a los cuatro vientos que la gente de su condición pague más impuestos. Y es que en Estados Unidos este buen señor es conocido por una parte del gran público como socialista. Socialista con casi veintinueve mil millones de dólares. Rubalcaba y sus adeptos se han apresurado a emular estas medidas impositivas…, pero sin renunciar a esa especie de maridaje con los millonarios y señoritos que los socialistas han perseguido siempre (al inicio con chaqueta de pana). En España podemos encontrar, sin escarbar mucho, ejemplos y más ejemplos de insignes personajes que desconocen el rubor. Canarias, atiborrada de discrepancias isleñas, está gobernada desde tiempos de la Transición por los mismos ilustres ineptos que han tenido la formidable virtud de saber barrer para casa de una manera admirable. Solo unos pocos se han librado de esta cualidad, siendo, asimismo, los artífices de ese indudable cambio positivo experimentado en estas tierras, aunque son responsables, también, del incremento en la diferencia entre los que tienen y los que carecen de todo (treinta por ciento sin empleo).

Hace unos días, el presidente del Gobierno canario, Paulino Rivero, declaró en Madrid que cambiar de gobierno no resuelve la crisis, "lo importante es que los dos grandes partidos lleguen a un acuerdo". Las dos proposiciones son válidas, aunque la primera… imprescindible. Este Gobierno estatal está donde está hoy gracias a los votos de los neonacionalistas canarios (presupuestos). Y en las dos legislaturas el presidente Zapatero ha conservado la poltrona de la Moncloa con los votos de los nacionalistas.

Entre estos se ha colado, últimamente, el autor de la defenestración de Carmen Chacón (será la mandamás después). Incluso se podría afirmar que Zapatero también fue apartado antes de su despedida, y su gestión presidencial ha quedado difuminada y reprobada. Rubalcaba se guarda un par de ases en la manga. Quien piense que únicamente su propuesta se limita a perseguir a los ricos está totalmente errado. El veterano socialista de Solares, químico, con excelente trayectoria académica y en la tropa de la vieja guardia de Felipe González ("sé todo de todos"), tiene en cartera el borrador de una pirueta a experimentar de nuevo (ya lo hizo Zapatero) con los nacionalistas. Su pomposa entrada en Barcelona, junto a Elena Valenciano, ha dejado boquiabierta a casi toda España (a la España que no es nacionalista). El todopoderoso cántabro se ha situado por encima del Tribunal Constitucional al citar el Estatut, comprometiéndose a desarrollar y modificar la legislación actual para que el alto Tribunal ¡no pueda corregir un estatuto autonómico que ha sido avalado en referéndum, tal y como ocurrió con el catalán! La guinda consistió en afirmar que "no es razonable ni tiene lógica política la actual situación". Un órdago embrollado que proclama su ingreso interesado en el catalanismo. La sentencia del TC no tiene ninguna importancia. ¿Qué más emprenderá? Veremos en qué términos se pronuncian los magistrados.

La curiosidad inclina a acudir a las hemerotecas y allí descubrir sorpresas excepcionales. Rubalcaba dijo en 1998: "Se está produciendo una exacerbación, una radicalización de las posiciones nacionalistas que tiene que ver con la debilidad del Gobierno. El Gobierno no sabe decir no cuando tiene necesidad de apoyos parlamentarios". Ahora ya es nacionalista. Rajoy debería dedicar más tiempo a afianzar su previsible mayoría absoluta. Si no fuera así lo tendrá complicado, porque los pactos entre los socialistas-obreros y los nacionalistas podrán levantar un gran edificio de desgaste en las comunidades que ahora están en manos de los "populares", después de que vieran la luz una serie de enjuagues socialistas a la sombra del poder.