1.- Víctima de sus propios despropósitos, casi sin querer, Coalición Canaria se ha convertido en el centro de todas las miradas. Mirándolo bien, y la redundancia es intencionada, esto puede ser positivo si no fuera porque nadie ha movido un dedo, a cincuenta y pico días de las elecciones, para decir qué es lo que quiere CC, a dónde pretende ir, quiénes son sus amigos y quiénes sus adversarios. La monserga de la voz canaria en Madrid ya no cuela, porque en los últimos tiempos CC ha sido la voz de en Madrid. Y a lo detesta la inmensa mayoría de la población española, así que a pobre árbol se arrimaron para que les cobijara su sombra. El inmenso error de Ana Oramas la inhabilita para, en su día, ser la sucesora de PaulinoRivero. Tendrán que buscar otro líder, a la corta, fabricarlo. CC fabrica bien, pero se le acabó el cemento. Está más en crisis que el propio sector de la construcción, que ya es decir. No existe ninguna razón para que consiga un buen resultado electoral el 20-N y la alianza con Nueva Las Palmas de RománRodríguez es una chapuza. Y ellos lo saben.

2.- El nacionalismo canario necesita una inyección de generosidad. Mientras no estén todos juntos no habrá un nacionalismo de verdad, sino facciones, reinos de taifas que funcionan deslavazados y anárquicos. Todos los análisis que se hagan del nacionalismo de Coalición Canaria conducen a un partido sin alma, sin ideología concreta e incapaz de renovarse. Mientras los padres quieran meter a sus niños con calzador y los líderes no sean capaces de renunciar a favor de una juventud preparada y convencida, CC no será nada. Se lo dice a ustedes un votante nacionalista, desencantado con tanto memo y tanta mema, que esta vez va a votar al PP sólo para echar a los mentecatos que nos han gobernado hasta ahora y que han arruinado a España y a Canarias, increíblemente con la complicidad de CC.

3.- Tarradellas dijo: "Dadme un banco, la policía y un periódico y yo construiré Cataluña". Fíjense: perdimos la oportunidad de tener un banco fuerte, permitiendo que la ambición de Las Palmas evitara la fusión de las dos cajas canarias; también la hemos perdido con las cajas rurales, por idénticas razones de falta de generosidad. Los policías autonómicos están pidiendo la baja. Y Paulino Rivero permitió que se concedieran las emisoras de FM a cuatro amiguetes de no sé quién y a unos cuantos godos. Si Tarradellas levantara la cabeza le daría un cogotazo. Porque con todo ello hemos perdido una oportunidad histórica para ser más libres.