1.- Estamos los pobres, este verano, viendo a los ricos -tipo familia real y Zapatero- divertirse de baracalofi -gratis para ellos, no para nosotros- en Mallorca y en Doñana, cena para arriba, cena para abajo, regata para arriba, paseo refrescante y compras para abajo; estamos los pobres aquí presentes, de cuerpo y de alma, en el cogollo de la ciudad, esperando el Euromillones que no toca nunca, a ver si podemos hacer lo mismo que ellos. Y, mientras tanto, el país acojonado por la crisis y la gente guardando el dinero en el calcetín porque no se fía de los bancos -y, además, hace muy bien-. Hasta el, en otro tiempo, empanado y austero Felipe González, que se ha echado novieta rica, navega por aguas turcas en compañía de la familia Trapote;es decir, como ha dicho un rotativo madrileño, "a todo trapo". Es lo que tiene el poder, que luego lo dejas y te sitúas en un limbo millonario como asesor de cualquier cosa (que es lo mismo que cobrar y no dar golpe). A Felipe dicen que el ocio se lo paga un millonario llamado Carlos Slim,a quien todo el mundo llama Carlitos. A mí no me importaría que me llamaran Andresito, me apearan el tratamiento, vamos, si adjuntaran al diminutivo confianzudo un sustancioso cheque.

2.- Este país ya no está gobernado por el inútil de Zapatero, sino por una tal Rosa Benito, que ha ganado uno de esos concursos de Telecinco que exponen las miserias de los participantes en una isla de Honduras. "¡Viva Honduras!", gritaría el bueno de Federico Trillo, que no se aclara con los países de Centroamérica, como es ya conocido. Rosa Benito importa más a los españoles, y supongo que a los canarios, que ZP, del que ya no quedan ni las cejas circunflejas. Hasta la vieja incordia Bardem ha huido, no se sabe si mimetizada por los del 15-M, que ahora quieren boicotear la visita del Papa a Madrid, prevista para dentro de unos días. Esto sólo se arregla con chorros de agua; porque éstos huyen al agua como los gatos.

3.- Me piden que escriba cosas divertidas, pero veo la cara de Trichet y me dan ganas de tirarme a un estanque. Paulino Rivero se ha ido 25 días fuera, a descansar, me aseguran que en compañía de un conocido empresario y de sus mujeres (las mujeres de Paulino y del empresario, una cada uno, no vayan a estar pensando en harenes). Y aquí se queda el silencio. El sábado pasado me di una vuelta, en coche, por Santa Cruz y no había nadie en la calle. Y eran las doce del mediodía. O estaban los chicharreros en la playa o estaban en casa, asándose. Dios, qué tristeza de ciudad. Si yo fuera rico me habría ido de vacaciones. Pero mi economía no me permite nada de eso. A ver si los ricos se acuerdan de mí.