1.- Me imagino lo que habrán sentido Ángelo e Iván Iannacone, a las puertas del Gran Casino de Montecarlo, cuando padre e hijo aparcaron allí el viejo Fiat "500" de los años sesenta, junto a los Rolls Royce, los Bentley, los Maybach y los Masseratti y Ferrari de última generación. Los reporteros gráficos, hasta ese momento enfrascados en fotografiar a los famosos que entraban y salían del local, desviaron los objetivos de sus cámaras hacia el diminuto coche que está cubriendo la ruta Tenerife (por mar y río hasta Sevilla)-Moscú, por carretera. Ángelo, ya sin Iván, que se quedó en Milán, se encontraba el sábado pasado en Viena, antes de seguir la ruta hacia la capital rusa. En Bérgamo, Italia, tuvo que reparar una rótula del coche y, antes, en Barcelona, también hubo de revisar el viejo "500", que regresará con él a Tenerife, una vez que ha renunciado a la posibilidad de dejarlo en un museo de Moscú. Ha pensado que donde tiene que estar el coche es en la Isla, o bien rodando con su dueño, o bien en un museo. En el de la Historia, quizá. Iannacone, medio italiano medio canario, está haciendo promoción de Tenerife por su cuenta y lo ha logrado. Algunos medios de comunicación se interesan ahora por su hazaña. Y en las carreteras italianas lo jalean sus compatriotas, que sacan la cabeza por las ventanillas de sus poderosas máquinas para animarlo.

2.- Cuando Miguel Zerolo, siendo consejero de Turismo, tuvo aquellas ocurrencias de la Plaza Roja de Moscú, de la Gran Muralla china o trayendo aquel misil de la paz por toda Europa, que ahora duerme un extraño sueño en un almacén de Lanzarote, revolucionó la promoción turística. Con poco dinero se pueden hacer muchas cosas. Ángelo Iannacone está cumpliendo el sueño de su vida y la fotografía del Fiat "500" azul marino en la Plaza Roja será un acontecimiento mundial, sin duda. No hace falta gastarse grandes sumas para promocionar un lugar como Canarias; sólo imaginación.

3.- Para la marca, para la Fiat, el hecho de que su icono del inconformismo y el ahorro haya cumplido otra hazaña, medio siglo después de su fabricación, tiene que ser también motivo de orgullo. El "500" lo fue todo para nuestra generación. Ya sea el más modesto modelo que conduce Ángelo o el preparado por Abarth, que conquistó muchas glorias en las competiciones automovilísticas de la época. Ahora hay nuevas versiones, pero probablemente no será lo mismo. El bravo cochecito, casi de juguete, que circulaba por Europa sigue cubriendo gestas importantes, tantos años después. Y con esta Isla como protagonista.