INFORMAN desde el palacio municipal de Santa Cruz que el Ayuntamiento negocia con la Autoridad Portuaria el uso público de la Dársena de Los Llanos, la cual, de poco tiempo a esta parte, tiene un uso intenso, según puede verse desde la avenida Marítima, que no ha tenido desde que fue construida y puesta en servicio por la entonces denominada Junta de Obras del Puerto, organismo que, aunque siempre lo ha sido, denominan ahora Autoridad Portuaria, porque a alguien se le ocurrió el cambio debido a que, en nuestro puerto y en nuestra isla, cambian las denominaciones y los títulos para dar postín a quien ostenta el cargo, olvidando todo lo demás, entre otras cosas, atribuir más y mejores poderes a quien manda, en este caso, en el puerto.

Cuando la Dársena de Los Llanos se construyó en una parte del litoral santacrucero que podría perfectamente utilizarse para tal fin, fue causa de polémica. El proyecto disponía una entrada a la nueva dársena por un enlace que partía en dos el dique-muelle Sur en su primera alineación. Las diferencias de criterios duraron hasta que el nuevo director del dispositivo portuario, que era el ingeniero gallego don José Luis López Páramo, relevó a don Miguel Pintor, después de muchos años en la dirección del puerto.

López Páramo dio acceso a la recién construida dársena por su parte final en la zona de Los Llanos, y evitó ese corte del dique Sur, que obligaba a los barcos a penetrar en la Dársena Comercial y recorrer esta en toda su extensión para llegar a la apertura de acceso en el mismo tramo, casi inicial del muelle donde, más cerca de tierra, estaba y sigue estando, aunque de forma decorativa, la farola y, más al comienzo, la marquesina, que aún perdura pero casi sin uso, porque se utilizan otros embarcaderos para acceder a la Dársena Comercial. Por falta de muelles en el litoral de la ciudad, porque, aunque don Miguel Pintor construyó el actual Muelle de Ribera, que se extiende hasta el viejo Muelle Norte con origen cerca de la marquesina, se emprendieron las obras de la Dársena de Los Llanos, la cual, al entrar en servicio, alivió bastante la necesidad de línea de atraque.

Después de varios años que duró la construcción, entonces dirigida por el ingeniero tinerfeño y muy querido amigo de este periodista Ernesto Rumeu de Armas, sucesor de López Páramo, la Dársena de Los Llanos ha tenido una actividad notable, llevándose hasta ella, por falta de espacio en otros puntos del puerto y ocupados, al completo, los muelles especiales, los contenedores, que hoy siguen almacenados en los muelles de la dársena, a los que se han trasladado en los últimos años varias grúas necesarias para levantar el enorme peso de los contenedores.

Y en esta situación estaba la Dársena de Los Llanos cuando, en su campaña electoral reciente, el ya nuevo alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, entonces candidato, expuso su propósito de aprovechar la superficie construida de la Dársena de Los Llanos con el fin de ganar ese terreno para la ampliación de la ciudad y convertir la superficie ganada en paseos y lugares de ocio.

Los fines de la propuesta de Bermúdez no cabe duda de que, en los aspectos estético, ornamental y atrayente, en lo que respecta al ocio, son interesantes para la ciudad, pero aparte de la destrucción de las obras de una dársena para convertirla en solar sobre el que hay que edificar las construcciones de la propuesta de Bermúdez, está el traslado de la actual terminal de contenedores, por falta de sitio en otras partes del puerto, a la Dársena de Los Llanos. Y si la escasez de lugares apropiados en el puerto fue la que obligó a establecer la terminal de contenedores en Los Llanos, ¿cómo, ahora, el Ayuntamiento negocia con Puertos la ocupación de la dársena, previo traslado de la terminal a un sitio que no existe? ¿En qué país estamos? ¿En ese de Nunca Jamás de las películas de Disney? Uno llega a creer que aquí lo que hace falta es ampliar las plazas de psiquiatras en nuestros hospitales, aunque el problema no es de locos, sino de soñadores y visionarios, que no sé si son especialidades de la psiquiatría.