1.- Hoy, sábado, cuando me siento ante ustedes, vivo uno de esos días raros en los que te pones a escribir y se te viene el mundo encima. El mundo arriba, como dice el mago. Ayer, el terrorismo volvió a golpear a Europa, esta vez en la tranquila Noruega. Oslo es una ciudad apacible, que sólo turban los jóvenes borrachos del fin de semana. Esta vez fueron las bombas, las malditas bombas. En Oslo he pasado días magníficos y el país noruego parece el del Nunca Jamás de los cuentos. De ensueño. Pero los fines de semana son estupendos, es un despiporre: la gente se besa en las calles húmedas del centro y el jolgorio se hace contagioso. Ya nadie podrá evitar la tristeza de los muertos, la destrucción y el caos. Cualesquiera que hayan sido los asesinos, sean yihadistas o antisistema, Oslo ya no podrá olvidar. Y no será bueno que olvide. La policía noruega no está avezada en sistemas antiterroristas, como la española, la británica o la italiana. Nunca había pasado nada en Noruega, que es un país miembro de la OTAN que tiene soldados en la guerra de Afganistán. Ayer, en las imágenes que ofrecían las televisiones españolas y extranjeras, se notaba descoordinación. Por un momento, viendo aquellos edificios terriblemente mutilados por la explosión, me vino a la mente el septiembre negro de Nueva York. En las Torres Gemelas almorzamos un día el director de este diario y otros periodistas de Tenerife, que habíamos sido invitados por Iberia a un vuelo inaugural a Nueva York. Me tuvieron que dejar una chaqueta y una corbata en el restaurante porque el local era muy formal. Hay una foto que da fe de aquella reunión, pero yo la he perdido, quizá la conserva AntonioPardellas y me pueda hacer llegar una copia. La última vez que estuve en Oslo viajé en compañía de JorgeMachado y RafaCobiella, en un recorrido que hicimos, hace más de diez años, por Suecia, Noruega y Dinamarca. De Noruega me encantó Bergen, la ciudad costera donde recalan los pesqueros -y los cruceros- más importantes del mundo y donde sirven unos ahumados que quitan la respiración. Es la capital de la Liga Hanseática y la segunda ciudad en importancia de Noruega, tras Oslo. Allí se investigan las cosas del mar y en las cervecerías del puerto se nota una cierta vida golfa y borracha, que casa con la tradición aventurera de los noruegos. Mi solidaridad con esa buena gente de Oslo, golpeada ayer sin sentido.

2.- El mal humor que me causa este atentado ruin, cruel, me hace olvidar algunos chascarrillos que les tenía preparados; pero es que no tengo ganas. Cuando uno se pone ante el televisor y se deja llevar por lo mal que va el mundo, a mí por lo menos me afecta. Me da ternura "Mini", la nueva habitante de la casa, una yorkshire enana, cuya pequeñez de cuerpo es inversamente proporcional a su increíble inteligencia. "Mini" ya forma parte de mi vida. Tan solo por cómo me mira y como intenta destruir mis zapatos, mis pies, mis manos y todo lo que llega a ella. Es increíble su velocidad en carrera, lo deprisa que ha asimilado lo que se le enseña y su capacidad de ofrecer cariño. Por otra parte, el verano nos deja soledades en los periódicos y en los otros medios de comunicación; ausencia de publicidad: unas páginas y espacios muy descargados de anuncios. ¿A dónde vamos a llegar con esta crisis? Creía Mr. Bean, el nuestro, que la cumbre europea iba a reventar las bolsas, a reducir el interés del dinero, a moderar el diferencial de los bonos. Mierda y más mierda. A los tres días de aquello estamos igual, o peor. Esto no se remedia en dos días, como quiere Mr. Bean. El viernes me pusieron pegas en un banco, en el Popular, para negociar un pagaré de 600 euros. ¿Y esto qué es, señores? ¿Por qué no se manda a mudar de una vez este personaje que ha entorpecido hasta límites siderales la historia de España?

3.- Ni siquiera las pelis que se emiten en el Canal + son buenas. Nos ponen cada bodrio. Ahora me ha dado por el cine español de los setenta y ochenta, de cuando el destape. Por lo menos ve uno los entonces jóvenes y frondosos felpudos de las hoy viejas artistas. Y recuerda a aquellos actores y actrices, como AntonioGarisa, GracitaMorales, LópezVázquez, F.F.Gómez, Pajares, Esteso, JuanjoMenéndez, los Ozores, Orjas, RafaelaAparicio, y tantos más. El cine español de esta época entretiene no poco y ese canal 49 del Plus está bien. Y además creo que emite las 24 horas. Esta semana anunciaban una película que yo he visto muchas veces: "Las chicas de la Cruz Roja". A mí me interesa mucho este cine porque veo mi viejo Madrid, los coches de la época, los guardias con salacof, la existencia de aparcamientos. Las ciudades parecían más grandes, las calles más anchas y la gente más amable. A mediados de semana me ha hecho DaniMontesdeoca una entrevista en "Mi Tierra". He hablado de todo, pero más de los municipios del Norte de la isla y de su cambio de orientación política. Me quita el sueño el Puerto de la Cruz, que no sé si va a despegar o no. Noto un poco despistados a los nuevos munícipes. Igual me equivoco, pero yo suelo percibir muy bien los vaivenes de mi pueblo. Y así, casi sin nada que contar, he llegado al final de mi espacio dominical. Agosto se echa encima. Me han dicho que hay mucho ambiente en el puerto lanzaroteño del Rubicón; pero, no sé, a mí siempre me ha gustado más Puerto Calero. La novedad es que en Yaiza ha llovido dos días seguidos. Los conejeros no se lo creen. Ni yo.

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