LO QUE SE HA VOTADO en Canarias en las últimas elecciones, es decir, lo que los electores depositaron en las urnas, quedó alterado esa misma noche por los intereses de las diferentes organizaciones políticas que, realizando un formidable ejercicio de funambulismo, dibujaron un horizonte francamente complicado donde las sorpresas (llamémoslas así) constituirán la salsa que se elabore en las distintas cocinas y que, sin lugar a dudas, será fuerte, picante y contraproducente para estómagos delicados. Claro que, echando un leve vistazo a los nuevos-viejos componentes del Gobierno canario (primeras y segundas filas), se advierte una clara preparación para resistir cualquier tipo de vendaval… no así para enfrentarse a uno que, tal vez, comience a formarse a finales de verano. De aquí a allá, el bisoño, bien aleccionado por los veteranos, tendrá tiempo de entrar a formar parte de un mundo de histerias donde los encuentros secretos serán punto de partida hacia maniobras que jamás pasaron por su magín. Y así, con un bagaje que apenas tiene nada en común con la ética y la moral, se le abrirá un paisaje hasta ahora desconocido pero que, también desde ahora, justificará sin escrúpulos. Los fogueados agradecerán sus desvelos en pro de la causa común, es decir, de las prebendas a conseguir.

Lo que sucede en nuestras islas tiene mucho que ver con la proliferación de unos raros especímenes que se encuentran, en su evolución política muy por debajo de la media. Sus problemas más cruciales son los que se generan en esa pequeña porción de territorio que constituye el despacho. De ahí que cuando a algún desquiciado se le ocurre la espantosa idea de pensar en la región canaria, en la Comunidad Atlántica, se le relaciona, arrebatadamente, con un hipotético enemigo a destruir de inmediato. Son los que frenan el progreso de este pueblo porque, con mentalidad enfermiza, se han convencido, incluso, de que el común les pertenece. Pero resulta que el pueblo es sabio… aunque no lo sabe. Lo demuestra, precisamente, en unas elecciones, a pesar de que al día siguiente los pactos inicien la disgregación y el apartamiento de los votantes a cualquier tipo de roce con la política. Y vuelta a empezar.

Como es natural, después de una consulta electoral, cientos de análisis han visto la luz en diferentes publicaciones. Pero, como ya hemos apuntado en un artículo anterior ("Los que pierden ganan", copiado por algunos), en esta hemos encontrado un itinerario de gobierno distinto hasta los hoy conocidos o intuidos. El presidente y el vicepresidente andan empecinados en transmitir que el inequívoco camino iniciado está sostenido sobre un entendimiento único. Esto es, que le quede claro al ciudadano de a pie que el pacto no contempla bicefalia alguna ni deriva a babor o a estribor. Todos a una trabajando por Canarias. No hay que olvidar, sin embargo, que el número dos ha demostrado ser un experto dinamitero político, realizando, con todo esmero y eficacia, el encargo-orden de Ferraz para provocar el salto por los aires de los socialistas-obreros tinerfeños, sin ninguna posibilidad de reunir los trozos en que quedaron divididos. Lo que nos ocurre a los que transitamos por el mundo de los escepticismos influidos por estos comportamientos y mensajes archiconocidos es que la comunicación conjunta nos suena algo manida. Y si le añadimos la advertencia surgida en el primer Consejo de Gobierno avisando de que el Ejecutivo "no se esconderá a la hora de tomar decisiones" nos encontramos ante una situación extraña que invita a preguntarse si antes se tomaban decisiones y… se escondían; o que si antes no se tomaban decisiones y… por eso se escondían, lo cual es muy difícil de entender en toda su inmensidad. Con todo, no se debe dejar al margen que, desde la lógica distancia política del ciudadano, es cometido de todos tratar de llegar a esas profundidades intelectuales solo reservadas a unos pocos privilegiados que se ponen por montera, no el mundo, sino el servicio a los demás.

Las prepotencias y las arrogancias son cualidades nada deseables para un político (a pesar de que las practiquen). Estas elecciones han dejado en la cuneta, triste y dolorosamente, dos amistades arraigadas y dos familias enfrentadas… por una carta-denuncia que revolotea por los cielos. Todo ha terminado en un juzgado. La política no puede convertirse en pretexto para que dos valiosos amigos dejen de saludarse. Cada episodio indeseable y penoso afecta a las cualidades morales que definen a un hombre.