1.- ¿Quién dice que no hay un alcalde bis? En la presentación del concierto de Maná veo en la foto, entre otros, a , el todavía alcalde, y a JulioPérez, el primer edil, de facto, de Santa Cruz, que se alongaba desde el fondo para salir. Hay dos alcaldes. Es inevitable, dada la personalidad de Pérez y la debilidad del pacto. Uno es el que salió elegido por mayoría y el otro es el que tiene más empaque y más talla. No existe otra alternativa. La forma de ser de Julio Pérez no le da para ser segundo. Ya lo fue del ministro Bermejo y quien manejaba el Ministerio de Justicia era él. Julio es primus inter pares, nadie lo podrá impedir. Bermúdez está pero no está. Va a ser muy difícil que pueda tomar decisiones sin el otro, porque Julio lo somete a un seguimiento profundo. Lo contaba -o lo leía, que ya no me acuerdo- el otro día. Ahora en el Ayuntamiento es noticia que se abra, por ejemplo, una terraza de verano. No una, tendría que haber docenas para que la gente de la ciudad se divierta. Y esto lo presenta en la prensa, como un gran logro, el concejal JoséA. Martín, el nuevo en Urbanismo; el zorro en el gallinero.

2.- Este Ayuntamiento se nos muere antes de nacer. Se ha suspendido el primer pleno de la legislatura por defectos formales; el concejal de Hacienda, o de lo que sea, el tal Bernabé, exclama, a garganta llena: "¡Las arcas están vacías!". Pues a llenarlas, coño; además, eso nunca se dice cuando quienes gobernaban antes eran los tuyos. ¿Qué disparate es éste? Los de Coalición Canaria no se acuerdan de que son de Coalición Canaria. Andan por libre. El partido parece una sucesión de reinos de taifas, en donde predominan los señores feudales y el mercadeo. Y, no, hombre. Esto no debe ser así. Un partido es un partido. Una rosa es una rosa. Un partido es una piña. O debería serlo. Una piña en sí, no darse de piñas.

3.- En estos tiempos tremendamente convulsos hace falta un solo alcalde, no dos; y un solo representante en los actos; y no dos. El alcalde es el alcalde y debe metérselo en la cabeza Bermúdez, porque yo creo que todavía no se lo cree. Por eso necesita a Julio al lado, para que le dé sombra. Cobijarse bajo el palio sonrosado de la luz crepuscular, como cantaba JorgeSepúlveda y repetía LucBarrero. Bermúdez es el alcalde, pero hay otro a la sombra, esperando el fallo para darle con el marrón. Sus elogios mutuos son sólo palabras bonitas, vanas, poco creíbles, nada sentidas. Lo que hay es lo que hay, desocupados lectores. Dos alcaldes como dos gardenias. Como las dos gardenias de Machín.