EN LOS MEDIOS llamados serios lo normal es dedicar las cabeceras o escaparates importantes a los sucesos o derivas relevantes, a los acontecimientos políticos de entidad o a los latigazos de la gangrena económica. Últimamente, el paro y su entorno se han convertido, por la cuenta que nos trae, en un verdadero filón de primera magnitud e interés social.

Pero dado que una parte de lo que ocurre es inexplicable, mucha gente se ha pasado al lado amarillo o rosa de la vida. Nada de complicarse la existencia para que al final nos roben igual la cartera. ¿Total? Pasando un kilo. Ganan adeptos, en los titulares y las audiencias denominadas de "calidad", las perspectivas incorpóreas, privadas de trascendencia y desde hace bastante tiempo los programas de cotilleo integral con telenovelas reales o ficticias y series disparatadas y agrandadas con ambientes distorsionados que conquistan terreno ante la incapacidad de digerir lo que está sucediendo en vivo y en directo. ¿Lo hacen adrede o qué?

En el ratito que estás relajado o en casa deseas abstraerte, divertirte o entretenerte. Es como cuando hablan del CD Tenerife. Apago la radio inmediatamente. Qué horror, me roncho todo. No puedo evitarlo, ya lo asumiré. Tiendo a sellar con silicona la sintonía para hacer como los avestruces o consolarme con el "mal de muchos consuelo de tontos": mira los pollabobas del River Plate, que ha bajado a segunda, ja, ja, ja… ¿millonarios como nosotros? La reacción es humana y se relaciona con la decepción interiorizada. Estás hasta la coronilla. Bastantes amarguras tenemos ya como para evitar que, cuando se oye hablar en serio de política o economía, se cambie de canal.

Pero claro, por el otro lado hace falta enterarnos para no ir en plan borrego. Es que si no, seremos todavía más ceros sobados en la hucha. Habrá que hacer el esfuercito.

A mí, habitualmente, para escribir de política o economía me gusta apoyarme. No siempre soy capaz en enfoques que siendo originalmente serios se prestan a ser trivializados o utilizados para hacer bromas. Por ejemplo, se me ocurre ahora mismo lo del "baby boom" que se vive en los últimos meses en el PP. (Soraya Sáenz de Santamaría, Lucía Figar, Cayetana Álvarez de Toledo...) ¿Serán las expectativas? ¡Anímense!, faltan nueve meses: ¡Cristina! ¡Cristina!... O en que Mercadona se enfrasque en que sus cajeras luzcan un aspecto elegante y cuidado incluyendo el atractivo entre las obligaciones a cumplir. La base de maquillaje, la sombra de ojos, el colorete y el brillo en los labios pasan a formar parte del uniforme de las trabajadoras. "Nunca me he maquillado. Pero ahora tengo que hacerlo. Menos mal que la encargada nos ha dado unos consejos para pintarnos bien y con gusto", asegura una empleada. Y para que no pueda haber trazos de discriminación, los varones también deben ir afeitaditos y guapitos y, por supuesto, ni los unos ni otros con "piercing" o tatuajes.

Porque si uno se pone a especular "a pelo" sobre lo crudo que lo tenemos, por ejemplo que el Estado español está al filo por primera vez desde que hace veinticinco años entró en el club de los ricos llamado la Unión Europea, de contribuir al presupuesto comunitario con más recursos de los que recibe, corremos el riesgo de deprimirnos.

Sucede como en la canción de Melendi: "No quiero cantos de sirenas; no quiero nudos de garganta: no quiero bailar con la pena; porque me da miedo pisarla; no quiero saber de lo que hablo; no quiero andarme por las ramas; no quiero saber por diablo; lo que por viejo se me escapa. No conozco mandamientos; más allá de mis narices; por eso llevo remiendos en el alma; y cicatrices y un corazón ya viejo; maltratado con estrías de tanto mezclar las penas con tan pocas alegrías. Tengo una vena averiada en el corazón que está muy mala y se carga cuando te veo mi amor…".

No llegamos a fin de mes, los políticos no nos ofrecen otro remedio que recortar inversiones o sueldos, facilitando el despido, desmontando el Estado del bienestar o subiendo impuestos y gastos ineludibles. Los bancos no ejercen. Millones de personas mueren de miseria en el planeta, las materias primas se disparan, nos cargamos la biodiversidad y estamos calentando gravemente la atmósfera.

Es entendible que la gente se rebote, en Canarias tenemos no una, sino un montón de venas averiadas.