TRAS la toma de posesión de la nueva Corporación insular, celebrada el pasado 17 de junio, en el Cabildo de Tenerife hemos iniciado el noveno mandato desde que la democracia fuera restaurada por la Constitución de 1978. Desde el arranque de este período, el 20 de abril de 1979, con José Miguel Galván Bello al frente de la institución, la colaboración y el diálogo han sido las constantes definitorias de estos 32 años de gobierno insular. La confluencia de programas y proyectos, junto a una mutua lealtad, han consolidado un Cabildo estable, con capacidad de liderazgo, avanzado y pionero en el desarrollo de políticas de toda índole.

La responsabilidad y capacitación del funcionariado y personal laboral al servicio de esta institución, querida y apreciada de forma singular por los tinerfeños, es otro de los factores que caracterizan dicho balance. Con todo ello, podemos entender la eficacia y la potencia que distinguen al Cabildo como una potente maquinaria prestadora de servicios públicos, incluso en momentos complicados como los actuales, cuando la economía ha flaqueado a raíz de una crisis muy aguda, que acabaremos por superar. Porque para eso contamos con un aparato eficiente, al servicio de Tenerife, que ha demostrado su capacidad para impulsar nuestra Isla.

Está en nuestras manos, en la Corporación salida de los comicios del pasado 22 de mayo, responder a las expectativas que hemos generado entre la población isleña. Gobierno y oposición hemos de ser capaces de trabajar juntos, dejando a un lado cualquier interés personal y partidista, para sacar adelante la Isla. No cabe otra actitud. Y podemos dar fe de que la nueva mayoría gobernante, salida del pacto suscrito entre CC-PNC-CCN y el PSOE, está por la labor. El espíritu imperante en estas primeras semanas de trabajo, codo con codo, nos lleva a sentirnos plenamente ilusionados ante la tarea que tenemos por delante.

La ciudadanía demanda de sus instituciones y de quienes ejercemos en ellas una probada voluntad de entendimiento. Sin falsedades ni dobles lenguajes: actuando tal cual se proclama en los medios. Nuestro pueblo ni espera ni desea que sus representantes públicos se enfrasquen en disputas estériles, cara a la galería. Quiere que trabajemos y avancemos en beneficio de la colectividad. Nos exige que saquemos adelante los asuntos que preocupan al común, como son la generación de actividad que favorezca el empleo, la asistencia a quienes más lo necesitan y la vuelta a la senda de la prosperidad.

De la conversación con cualquier ciudadano resulta fácil constatar el hartazgo colectivo hacia quienes piensan que el fin justifica los medios. Es más, piden que nos desmarquemos de aquellos que sólo pretenden poner zancadillas con el oscuro fin de que nada salga adelante, por más que suelan vestirse con pieles de cordero para disimular su carácter de lobo. Están a tiempo de recapacitar sobre las formas empleadas y dedicarse al noble ejercicio de la oposición, sin que ello suponga el uso de las malas artes. Basta con que repasen la trayectoria de quienes nos han precedido.

Tanto en los ocho mandatos anteriores, los que van desde 1979 hasta nuestros días, como en los períodos precedentes, esta Corporación ha gozado de la presencia y dedicación de grandes hombres y mujeres que antepusieron los intereses de la Isla por encima de cualquier otro. El próximo año, conmemoraremos el primer centenario de la constitución del Cabildo Insular de Tenerife, una efeméride que nos dará pie para rendirles el tributo merecido, mirando al pasado, y para tomar impulso y afrontar el futuro con ilusión, trabajo y responsabilidad.