EL MINISTRO de la Presidencia, Ramón Jáuregui, en declaraciones hechas en el programa "Al Rojo Vivo", de La Sexta, aseguró que si la comisión de expertos que estudia el futuro del Valle de los Caídos propusiera retirar los restos de Franco allí enterrados, el Gobierno podría hacerlo, para lo cual se tendría que negociar con la familia su traslado al panteón del cementerio de El Pardo, que es donde yace su viuda. Pero en el caso de que la familia se negara al traslado, el Gobierno tendría capacidad para tomar la decisión por sí mismo.

La comisión de expertos a la que se refiere el ministro Jáuregui fue aprobada en el Consejo de Ministros del pasado día 27 de mayo, y su cometido es resolver sobre el futuro del Valle de los Caídos. Una comisión que se caracteriza por su nula objetividad, ya que uno de sus presidentes es el socialista Virgilio Zapatero, miembro de la Fundación Pablo Iglesias, vinculada al PSOE.

Veamos. El enterramiento de Franco en el Valle de los Caídos fue realizado de forma legal y, en consecuencia, mientras no se demuestre lo contrario, es inamovible y hay que respetarlo. Según establece el artículo 16 de la Ley de Memoria Histórica, el Valle de los Caídos tiene consideración de lugar de culto y cementerio público, por lo que su máxima autoridad es el padre abad de la Comunidad Benedictina, y no el Gobierno. Pero es que, además, no debemos olvidar que fue el Rey quien decidió que los restos de Francisco Franco fueran enterrados en dicho lugar por una orden firmada el 22 de noviembre de 1975 dirigida al abad de dicha abadía para que acogiera los restos del extinto caudillo. Una decisión que Juan Carlos tomó siendo Príncipe de España y jefe del Estado en funciones, antes de ser coronado Rey, previa consulta con el entonces presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, y la aceptación de la familia del difunto.

Para que la exhumación y traslado del cadáver de Franco fuera legal, se debería contar con la aprobación de los herederos del generalísimo, concretamente, de su hija, Carmen Franco. Por consiguiente, cualquier resolución que el Gobierno adoptara en este tema sería revisable judicialmente, como no puede ser de otra manera. Por otra parte, convendría que el señor Jáuregui contestara también si va a "contravenir" una decisión del Rey.

Y ¿a qué se debe esa inquina del Gobierno con Franco y con el Valle de los Caídos? Veamos. Los resentidos por el franquismo, los republicanos y el propio presidente del Gobierno, señor Rodríguez Zapatero, consideran que ese lugar es un homenaje al franquismo y un símbolo de humillación, ya que allí están enterrados cientos de republicanos víctimas del régimen junto a la tumba de Franco y de José Antonio Primo de Rivera, por lo que quieren acabar ya con ese mito, echándolo del lugar.

Exhumar el cadáver de Franco de su sepultura supone un ejercicio de estupidez e ignorancia. Querer vengarse de lo que hizo o dejó de hacer esta persona mientras fue jefe del Estado español es rastrero y antidemocrático, puesto que con esta acción nadie va a cambiar la historia. La historia está para aprender de ella y corregir errores a fin de que no se repitan. Esto deben entenderlo estos "progres" resentidos y revanchistas. Desenterrar y expulsar a Franco de su sepultura no va a solucionar ni el pasado ni resolver los graves problemas que tiene España y que afectan a todos los españoles.

Estamos cayendo, como sociedad, en el error que cometen algunos gobernantes al pretender atraer la atención del pueblo cuando no se tiene algo mejor que ofrecer, es decir, buscar algún tema que le distraiga del verdadero problema que le afecta, como es el desempleo. En esto Zapatero y Rubalcaba son verdaderos expertos. Para ellos, lo importante, ahora, es sacar a Franco del Valle de los Caídos. Una meta que se han propuesto lograr antes de que las urnas los manden a mudarse.

Concluida la Guerra Civil hace más de setenta años y tras la Transición democrática, los españoles teníamos olvidada esta triste etapa de la historia. Lo que procede ya en vez de remover fosas y desenterrar muertos es arreglar la vida a los vivos, a los que sufren por no tener un trabajo para dar de comer a su familia, y dejar a los muertos que descansen en paz.