EN SU NÚMERO del miércoles pasado, me sorprendió, dolorosamente, leer en este periódico la esquela mortuoria de mi viejo y querido compañero de oficio Gilberto Alemán de Armas, colega entrañable durante varios años de trabajo en este diario. Gilberto había fallecido el miércoles día 1 de julio, no sé si repentinamente o tras una larga enfermedad, porque ningún amigo común me había hablado ni de sus actuales actividades ni de su enfermedad desde que, ya apartado de su trabajo en prensa, nada sabía, ni directa ni indirectamente, del amigo desde muchos años atrás, excepto en una ocasión en la que lo encontré en una calle céntrica de Santa Cruz, pero no se fijó en mí ni pareció conocerme, y me dio la impresión, por su extraña manera de comportarse, de que estuviera padeciendo algo parecido a un trastorno que afectara a la memoria, y, en esas circunstancias, por el daño moral que podría producirle, me pareció inoportuno dirigirme a él.

Cuando, en la década de los cincuenta, empecé a trabajar en este periódico, Gilberto, alumno y titulado por la entonces Escuela Oficial de Periodismo, en sus primeras promociones, recién llegado de Madrid, se había incorporado a la plantilla. Entonces aún trabajaban en la Redacción del periódico varios de los periodistas que coincidieron con el fundador y primer director don Leoncio Rodríguez. Eran, casi todos, personas mayores, como el inolvidable maestro don Juan Pérez Delgado (Nijota), Luis Álvarez Cruz, Luis Ramos, Estanislao Gómez Landero, Secundino González (Tinerfe) y otros, además de corresponsales en La Laguna, en las islas de la provincia y en casi todos los pueblos de Tenerife. Y Gilberto trajo a la redacción, primero con Rufo Gamazo, y luego con Ernesto Salcedo, como directores, junto con el natural entusiasmo juvenil, una visión nueva de ver y comunicar las noticias, además de iniciativas para llegar a nuevos campos, fomentar actividades artísticas y alcanzar metas avanzadas u olvidadas en la información.

En la necrológica publicada por este periódico el día de su entierro se recogen datos de su biografía y su trabajo en este periódico y en otras publicaciones, como en Hoja del Lunes, semanario que editaba la Asociación de la Prensa de Tenerife; dirigió la revista universitaria Nosotros, así como el semanario Siete Islas, en Venezuela; fue colaborador de Radio Club Tenerife, presidió la Asociación de Amigos de la Naturaleza y fue jefe de prensa del Parlamento de Canarias. También trabajó y desempeñó cargos en el desaparecido y recordado diario La Tarde, en Diario de Avisos y en otras publicaciones, así como colaborador de Radio Club Tenerife. El muy querido amigo obtuvo el Premio Canarias de Comunicación en 1995 y escribió y publicó cerca de un centenar de libros. En política, fue concejal de los ayuntamientos de Santa Cruz y de La Laguna en los primeros años de la democracia, destacando siempre por sus iniciativas en el campo cultural. Recordaré siempre al compañero por las lecciones que recibí de él, yo entonces novato, en mis comienzos periodísticos y por el afecto mutuo. Ha muerto un buen periodista y una gran persona. Descanse en paz y reciban sus familiares mi más sentido pésame.