DOS PERLAS para empezar. La primera es obra de una tal Mery Pita, identificada en la emisora progre de radio que la ha entrevistado como integrante de Alternativa ciudadana sí se puede. "Es desolador y preocupante ver el mapa que tiñe de azul casi todo el territorio nacional", ha dicho dicha señora. La otra perla -o auténtica salida de tono- me preocupa bastante más porque la ha enunciado un político con el que discrepo, eso es legítimo, aunque lo aprecio y respeto sus ideas. "La sociedad canaria ha demostrado este domingo que es idiota, permisiva e irresponsable al votar masivamente al PP", ha manifestado en la no mencionada emisora -basta decir que es la casa de los cabreados por todo- Antonio Morales, alcalde de Agüimes y principal responsable de que la isla redonda jamás tenga el gas como combustible para generar electricidad, aunque ese es otro tema. De momento sólo me pregunto si la sociedad canaria sería menos idiota en el caso de haber votado por el PSOE o por cualquier otro partido que no fuese el PP. Más aun: tengo curiosidad por saber si en el supuesto -Dios nos libre- de que la tal Pita y el para mí estimado Antonio Morales llegasen a gobernar algún día, ilegalizarían al PP, o a otro partido que no les guste, por una mera cuestión de profilaxis contra la idiotez colectiva. O si, dando un paso al límite -un límite no demasiado distante-, suprimirían las elecciones para que la gente no cometiese el desbarre de votar por quien no debe. Y mejor dejarlo aquí.

Ya en el plano de los asuntos sensatos, pasada la borrachera de la victoria del PP en Canarias empiezan a preguntarse los populares ¿y ahora qué? La misma noche electoral, una desbordante y desbordada Cristina Tavío se anunciaba como la primera alcaldesa de Santa Cruz. Momento en el que más de uno comenzó a preguntarse quién le iba a prestar los cinco concejales que le faltan para la mayoría absoluta. Ganar no significa gobernar; sobre todo en Canarias. Máxime cuando existe la posibilidad de que los nueve concejales de la señora Tavío le sirvan para mucho menos a la hora de arañar poder municipal que los seis obtenidos por su antecesor, el expatriado Ángel Llanos. De hecho, lo más probable es que no le sirvan para nada si al final Bermúdez, el gran perdedor de Santa Cruz -jamás ha conseguido tan poco CC en este municipio- obtiene el apoyo del PSOE. Opción en absoluto descabellada sino bastante factible.

Lo mismo cabe decir de Antonio Alarcó en el Cabildo de Tenerife. Paradójicamente, cuatro consejeros más en la Corporación insular le dan menos poder al PP -en realidad, ninguno- que los cinco obtenidos en las elecciones de 2007, salvo un más que improbable, por no decir directamente imposible, entendimiento con el socialista Aurelio Abreu. Y así varios casos más hasta llegar a la cúpula: José Manuel Soria también tiene todas las papeletas -nunca mejor dicho- de quedarse en la oposición, pese a ser el ganador de los comicios autonómicos, por la imperiosa realidad de que él quiere ser presidente y Paulino también. En definitiva, una victoria grande pero vacía, con la circunstancia agravante de que una triste victoria suele ser más amarga que una triste derrota.