1.- Según una novela de Frank G. Slaughter, fue Jesús el que encargó, por medio de terceros, a Lucas, un joven griego estudiante de medicina, que propagara por el mundo su palabra. Yo leí ese hermoso relato, que encontré en la biblioteca de mi padre, siendo un adolescente. Desde niño me gustó la política y nadie hizo más política que Jesús de Nazareth. Hasta el punto de que acabaron crucificándolo. En la cabeza de Antonio Alarcó, que también es médico, y un político muy contumaz, está presidir el Cabildo de Tenerife. No dudo que lo vaya a conseguir. En este momento, esa cabeza trabaja día y noche para buscar las vueltas a una moción de censura, con la colaboración de Aurelio Abréu, un socialista moderado que mantiene unas relaciones excelentes con el cirujano del PP. Los dos están hoy en Madrid, como estuvo Lucas en el Camino de Bitinia. Y hablan. Según el run-run, no será fácil que Coalición pacte con el PSOE; al menos, que lo haga en cascada. A los dos partidos estatalistas les causa gustirrinín apartar a los nacionalistas de las instituciones. Y saben que ahora o nunca.

2.- Reitero que los acuerdos no van a ser fáciles, como no le fue fácil a Lucas andar entre romanos, siendo griego y suscitando las suspicacias de los judíos Un lío resuelto con maestría por Slaughter, quien lamentablemente ha muerto y, por tanto, ya no se le puede llamar a consultas. El pajarito, que resucito de aquellos tiempos de la vieja Vesperta -que es como mi amigo Joaquín Reguero llamaba al periódico "La Tarde"-, me dice que en la voluntad del PP y del PSOE está dejar fuera de todo lo que puedan a los de Paulino Rivero; pero ambos saben también que eso es casi imposible. Porque hay demasiados intereses locales en juego, vamos a llamarlos incontrolables.

3.- Lucas, es decir, Alarcó, propaga la palabra de Jesús, o sea, del PP, por entre los pueblos y ciudades. Pero ignoramos el éxito. Sí sabemos que Alarcó, legítimamente, no quiere ser crucificado por Melchior, porque no tiene vocación de mártir. Así que intenta evangelizar a Aurelio, camino de Bitinia. Las veredas del Señor son inescrutables. A los cristianos sólo nos queda esperar.