Estoy sinceramente cansado, agotado, de tratar con ustedes con resultados siempre vanos y futiles. Con mi modesto escrito estoy interpretando posiblemente el sentir de muchos millones de españoles. El 11811 o el 11822 deben desaparecer por su inútil operancia y nula satisfacción. Constantemente dan informaciones erróneas, pero cobran en cada factura. Si se pide hablar con un responsable, llámese jefe, vigilante, etc. (desconozco su organigrama), no le pasan con nadie en absoluto, argumentando que está prohibido y que no existen jefes, cuando no se manifiestan en otra forma.

La casuística es totalmente amplia. Hace unos meses tuve una gran polémica con ustedes, siempre a través del 1004, pues no hay otro modo de comunicarse. Por fin apareció quien me confesó que ella sí era responsable y, efectivamente, en diez minutos solucionó un problema que ya iba para cuatro largos meses. Se trataba de una devolución de dinero que ustedes anunciaban pero jamás ingresaban.

Son ustedes el mayor y mejor modelo de desorganización. Todo el dinero que, algunas veces, estafan a los clientes, cobrando indebidamente, lo emplea, supongo, el señor Alierta en comprar Vivo u otras empresas o pagar a sus consejeros. Su atención hacia el usuario es francamente vergonzante; en muchas ocasiones he pensado en cortar relaciones con Telefónica o Movistar y contratar con otra compañía de teléfono.

Estoy con Telefónica desde el año 1974, en que el entonces presidente y buen amigo, don Santiago Galindo Herrero (q.e.p.d.), de feliz recuerdo, nos puso un teléfono en la Alameda de Osuna, en Madrid, pero eran otros tiempos, afortunadamente, en que había personas honestas, con vergüenza y verdaderamente responsables, como el mismo señor Redondo, en otra época responsable para Madrid.

En el día de hoy he llamado cuatro veces al 11822 y me han malinformado, diciéndome números no existentes, sin poder reclamar, pues nadie se identifica ni da su número de operadora. Al final tuve que colgar el teléfono verdaderamente consternado y avergonzado por lo que considero casi una estafa a la que se ve sometido el cliente y sin tener dónde reclamar, pues nadie atiende con responsabilidad.

Si hay alguien todavía humano en esa organización espero que me pida disculpas no solo a mí, sino a media España. En este instante, el operador me lo devuelve, pues me dieron www.moviestar.es, siendo www.movistar.es. ¡¡Qué vergüenza!! Como aun así me lo rechaza el ordenador, utilizaré el diario EL DÍA para comunicarme con ustedes, pues son de verdadera inoperatividad.

Juan Miguel Martín González

El saqueo de España

Ahora que estamos imbuidos en el bombardeo postelectoral, después de ofrecernos el "oro y el moro", sería muy interesante que el pueblo llano, el trabajador, el hombre de la calle, el padre y madre de familia, en fin, el que todo lo paga sin rechistar, se leyera el libro "El saqueo de España", de José Díaz Herrera e Isabel Durán, de Ediciones Temas de Hoy, S.A. (1996).

Particularmente, les puedo decir que la lectura de dicho libro les abrirá los ojos a la realidad político-social de una España castigada por acciones políticas nefastas y corruptas avaladas por personajes afines a los gobiernos en el puesto de "broker".

Les puedo asegurar que el impacto moral de este libro es de tal magnitud que parece más irreal que real. No me explico cómo se puede llegar a una degradación tan baja por conservar el poder. ¡Y que hayamos convivido con personajes que a cualquier familia normal avergonzarían de por vida! El libro es mucho más que todo lo descrito. Léanlo, por favor, les servirá como a mí, de un "master" en corrupción.

Juan de la Rosa González