ALGO ha cambiado en el Parlamento de Canarias después de las elecciones. A partir de la constitución de la nueva cámara, se sentarán diputados de seis partidos diferentes: PP, CC, PSOE, CCN, NC y PIL.

Todo un avance democrático en relación a la actual composición, PP, CC y PSOE, que no refleja la verdadera pluralidad política de la sociedad canaria.

Las anteriores elecciones hace cuatro años privaron a más de ciento cincuenta mil canarios de representación en el Parlamento, en virtud de un sistema electoral antidemocrático que hay que cambiar.

En estas elecciones, la entrada del CCN, con dos diputados; NC, también con dos, y el PIL, con uno, además de los anteriores PP, CC y PSOE, mejora sustancialmente la representatividad real del Parlamento, lo que le devuelve el carácter que había perdido de cámara de representación popular.

Un paso importante, pero no el definitivo, que solo llegará cuando se modifique un sistema electoral, sin parangón, que asfixia la democracia. Solo en Canarias se exige un treinta por ciento de los votos válidos emitidos en cada isla o el seis por ciento de toda la Comunidad para obtener representación en el Parlamento.

Esos topes electorales, únicos en el mundo y absolutamente desproporcionados, los impusieron los actuales partidos con representación parlamentaria para blindarse de los demás e impedir que entraran en el Parlamento. Sin darse cuenta de que un partido político debe aspirar a representar al pueblo y no al revés.

Quizás, las manifestaciones organizadas en Canarias por la autodenominada "democracia real ya", que reclama más participación ciudadana en las instituciones, se hubiesen podido evitar si este injusto sistema electoral se hubiese cambiado antes.

Queda aún un largo camino por recorrer. No solo hay que rebajar los topes electorales, sino abrir las listas para que la gente pueda elegir libremente a sus diputados y no a los que les impongan con calzador los aparatos de los partidos, porque de otra manera nadie los votaría.

El Parlamento de Canarias tiene competencias para establecer listas abiertas en la elección de los parlamentarios autonómicos. El Congreso de los Diputados puede decidir, mediante una modificación legislativa nacional, las listas abiertas en los ayuntamientos y cabildos. Ambas cámaras deben acometer las reformas ya, antes de que sea demasiado tarde y los ciudadanos dejen de creer definitivamente en los políticos, las instituciones y la democracia.

La alternativa al actual sistema democrático es su reforma, no su abolición, como pretenden algunos antisistema, colados entre los manifestantes que, pacíficos y bienintencionados, recorren nuestras calles reclamando más democracia; al igual que tampoco el caos que ya hemos visto demasiadas veces, que suele llevar al final a la supresión de las libertades políticas.

Los políticos tenemos que oír a la gente, y esta vez ha gritado por reformas profundas que no pueden aplazarse. La entrada de tres partidos más en el Parlamento de Canarias es una buena noticia para la democracia, al igual que la de Sí se Puede y Socialistas por Tenerife en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.

Algo está cambiando en la política canaria y nada volverá a ser igual a partir de estas elecciones. Los partidos que no lo entiendan desaparecerán, y los que lo hagan crecerán. Nosotros, los nacionalistas centristas, hemos escuchado a la gente y hemos entendido el mensaje, por si acaso