AMÉRICA es diferente. Allí la adversidad une y la victoria no es motivo de discordia entre adversarios. ¿Se imaginan lo que habría pasado en España, lo que se habría dicho y escrito, si un comando de los GEOS hubiera localizado y abatido en suelo francés al jefe de la banda terrorista ETA? No quiero ni pensarlo, porque, entre otros elementos de juicio para comprender por qué los norteamericanos reaccionan como una piña frente a sus agresores, está la conciencia que por allí tienen de ser y pertenecer a una nación. "E pluribus unum" reza el lema de su escudo. Esa es su fuerza y de eso es de lo que aquí andamos escasos. De ese mal se derivan otros.

Dicho lo cual, me apresuro a aventurar que no hay paralelismo posible entre la operación que acabó con Bin Laden y lo que aquí fueron los GAL (terrorismo de Estado), porque en el caso norteamericano la decisión del presidente de los EEUU está respaldada por la ley para proceder "dentro y fuera del país" contra quienes pongan en peligro las vidas o la seguridad de ciudadanos norteamericanos. Esos poderes, reforzados a partir de la aprobación de la "Patriot Act", facultan al inquilino de la Casa Blanca para ordenar operaciones como la que antes de ayer acabó con la vida de Osama Bin Laden en Pakistán. De ahí que en este caso, a mi modo de ver, carece de sentido el concepto de "ejecución extrajudicial" empleado por algunos comentaristas locales tentados de defender con carácter retrospectivo las actuaciones criminales de los GAL.

La diferencia entre uno y otro supuesto es la legalidad y la transparencia. Obama dio la orden, Bin Laden fue abatido y el propio presidente de los EEUU fue quien anunció oficialmente la noticia al mundo entero. Nada que ver, pues, con el oscurantismo, la ilegalidad y las mentiras que rodearon aquí el sucio "affaire" de los GAL. Ya digo, América es diferente.