HAMAD Bin Jalifa, que derrocó en un golpe de Estado incruento a su padre mientras este viajaba a Suiza en 1995, en medio de un monumental escándalo de miles de millones de dólares, pertenece a la dinastía al-Thani y ha aterrizado por segunda vez en Madrid llevándose tan solo a una de sus tres esposas, dos de ellas de sangre real, Mozah Bint Nasser, a la que se han empeñado en llamar la jequesa. Jequesa pa''rriba, jequesa pa''bajo, no sé yo cómo funciona el tema, pero el hombre, dicen que progresista y con mentalidad abierta, es padre que se sepa de veintitrés hijos. La familia real catarí tiene más de tres mil miembros y percibe alrededor del 70% de los beneficios del petróleo y del gas del emirato. El emir se encuentra entre los diez hombres más ricos del planeta y todos sus hijos tienen el título de "sheik" -término honorífico-, que a su vez transmiten a sus hijos y a los hijos de estos, la mayoría de los cuales estudian en Londres o Estados Unidos, donde atienden los múltiples negocios de la familia. Los matrimonios, sin embargo, quedan en casa: la primera boda del heredero debe ser con otro miembro de la familia, prohibiéndose tácitamente los matrimonios con no cataríes. El gobierno y la economía quedan en familia, cuyo ostentoso estilo de vida siguen orgullosos sus súbditos.

Solo un 10% de los más o menos ochocientos mil habitantes del país son cataríes, de cuyo bienestar se ocupa particularmente el Estado, quien debe asegurarse la aceptación de las reformas "occidentalizadoras" que viene experimentando la sociedad. Quienes tienen el privilegio de contar con la nacionalidad tienen garantizada la enseñanza gratuita, el terreno y el préstamo para construirse una casa, un puesto de trabajo si lo desean y regalías por los derechos del gas y el petróleo. Viven en ostentosos palacios construidos muchas veces en medio del desierto, rodeados de altos muros y decenas de sirvientes indios. En Catar no se pagan impuestos; la luz, el agua y la telefonía local son gratis, así como el servicio de sanidad.

Y fíjate qué casualidad: nadie protesta en esa península estéril y cubierta de arena desgajada de Arabia Saudí. Todos calladitos como zorros. Pregunto: ¿no podríamos ver si en Canarias hay petróleo? Antes del descubrimiento del oro negro la economía se centraba en la pesca y la recolección de perlas (vaya miseria). Debido a su precaria y débil economía se vio obligada a marcar con un punzón diferentes monedas extranjeras para permitir la circulación en toda la zona durante el siglo XVIII y principios del XIX. Las monedas llevaban una marca circular que contenía una cabra e inscripción en árabe de "Qatar". Se conocen piezas españolas, francesas, austriacas y rupias indias con la extraña marca. No obstante, el descubrimiento, en los años cuarenta, transformó completamente la economía de la nación. Ahora es otra cosa. Las reservas están estimadas en quince millones de millones de barriles (2,4 km³), las cuales deberían durar al menos treinta y siete años más. De gas natural son casi veintiséis billones de metros cúbicos, la tercera más grande, aproximadamente el 14% del total mundial. La riqueza y nivel de vida son comparables a los de naciones de Europa Occidental. Tienen el PIB per cápita más alto del mundo y han sido los que más crecieron en 2010, contemplando, por ejemplo, la posibilidad de construir una conexión del tren de levitación magnética Transrapid que se extienda por el Golfo Pérsico.

Si hasta Hugo Rafael Chávez ha subido el sueldo a los empleados en un 25%. El petróleo aparte de lo negro y viscoso es El Dorado, una bendición económica para quienes lo producen, y por lo menos a ellos les da lo mismo si hay jequesas que si no hay jequesas. En Guinea Ecuatorial o en Nigeria, en Libia mismo, existen bolsas considerables de hidrocarburos, y la población sigue viviendo en la pobreza o miseria más absoluta.

En fin, a lo que ha venido el magnate es a agradecer con su presencia y algunas perrillas, encubiertas en compromisos bilaterales, el gesto de los dirigentes españoles visitando su país cuando más caliente y explosiva parecía la situación árabe.

¿Por qué no miramos a ver si aquí hay crudo? A mí, mientras, me den el terrenito; si eso ya después y Paulino quiere caña que se haga emir.

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