LA CONJUNCIÓN astral y temporal de la Encuesta de Población Activa (EPA) con la del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) cargó la espoleta de una bomba electoral de consecuencias seguramente contundentes. Una vez más, los servicios de comunicación de La Moncloa dieron muestra de impericia al no poder evitar que el CIS retrasase unos días su anuncio. EPA y CIS el mismo día no hay gobierno que lo aguante.

El caso es que, agotado el "efecto Rubalcaba", que trataba de establecer una relación entre los malos pronósticos para el PSOE con la posibilidad de que el presidente Zapatero repitiera candidatura, el Gobierno ha vuelto a la casilla de salida en muchas peores posiciones para los socialistas. Ahora, quienes han estado en primera línea con Zapatero -como es el caso de Carme Chacón y el propio Rubalcaba- no pueden ser la alternativa, porque los ciudadanos consultados por el CIS han extendido el problema desde la personalización de las responsabilidades en Zapatero a la marca PSOE y a quienes le han acompañado incondicionalmente en sus decisiones.

Unas elecciones primarias limitarían la capacidad de elección a las propuestas formuladas desde la cúspide del zapaterismo, sin dar la posibilidad de que las bases del partido buscaran alternativas no contaminadas. Esa es la trampa de las primarias: permiten elegir, pero solo de entre los platos de un menú inalterable preparado por los directivos que Zapatero ungió. Los extras no se contemplan.

En estas circunstancias, si el resultado del 22 de mayo es acorde con las expectativas del CIS, no quedaría otro remedio que convocar un congreso extraordinario que cuestionase sin complejos la trayectoria del PSOE que José Luis Rodríguez Zapatero ha hecho a su imagen y semejanza. Es difícil evitar una debacle que el PSOE ha remitido a la situación económica, cuando el universo de cinco millones de parados se roza con la mano y no hay posibilidad de que la economía crezca por encima del dos por ciento. La apuesta de Rubalcaba de que el paro empezará a remitir tendrá efectos letales para él si falla su pronóstico.