1.- La Comunidad de Madrid ha transformado la antigua fábrica de cerveza El Águila en un enorme salón de exposiciones y en sede de su archivo. Precioso. Es en una sala del complejo donde está abierta la exposición: "Caminando con el destino; Churchill y España (1874-1965)". Muchos recuerdos del premier británico en forma de su abrigo de coronel, cartas, un precioso bastón con sus iniciales en la empuñadura, chistera, otros útiles personales, escritos, discursos y muchas fotos, entre ellas una, solo una, de su escala en Tenerife, en 1959, bajando del yate "Christina", propiedad del naviero Onassis. El catálogo es un fiel reflejo de la muestra, vale 20 euros y contiene testimonios de la relación de Churchill con España, desde sus inicios hasta el final: su amistad con el DuquedeAlba, pariente lejano suyo; el regalo de una cabeza de toro que recibió de Manolete; y sus consideraciones políticas y de guerra con relación a este país. Una muestra interesante y un documental que hay que ver, que se proyecta en la misma sala. Se exhiben también fotografías ajenas a esta relación: su bellísima madre, su padre, sus aventuras en la India y en África. En fin, muy instructivo.

2.- A mediodía, un frugal pero sabroso almuerzo en el Senado, invitado por el senador AntonioAlarcó. Mis hijas querían ver el edificio y asistir a una sesión de la Cámara Alta y disfrutaron pisando aquellas alfombras y admirando la pinacoteca y la biblioteca del Senado, tan interesantes ambas. Por cierto, el restaurante muy bueno. Allí estaba, en el salón de sesiones, muy pálido, Zapatero, recibiendo leña de PíoGarcíaEscudero. Visitamos el antiguo salón de plenos y el nuevo; las chicas se fotografiaron donde quisieron. Una visita muy agradable y se la agradezco mucho a Antonio.

3.- Hacía mucho calor en Madrid, inusual para principios de abril. Ha quedado precioso el palacio del Ayuntamiento arrebatado a Correos. Pero se nota la crisis, ¿quién dijo que en Madrid no se apreciaba? Serrano era un desierto y Ortega y Gasset también, y eso que las dos son calles en donde las crisis del comercio se reflejan menos. Gozada el control VIP de seguridad de Air Europa, en la T-2 de Barajas, sin colas ni malas caras; a la americana. Por cierto, me quitaron la espuma de afeitar, la misma que he pasado por todos los aeropuertos del mundo. Cuestión de criterios. En el avión, de regreso, el comandante Andreu me informa del 4-0 del Madrid al Tottenham. Jornada completa. No se puede aprovechar mejor un día de primavera en la capital de España. Han finalizado casi todas las obras del centro de la ciudad, con más espacios para los peatones y más respeto para el transeúnte. Qué bien, hasta Madrid ha cambiado.