ME PREOCUPA Venezuela por varias razones. En un tiempo, colaboré estrechamente con el entonces cónsul general de ese país en Canarias, el muy querido amigo Jesús Márquez Moreno. Le ayudé en campañas, entrevisté y conocí de cerca a personalidades venezolanas tanto del Gobierno, como los presidentes y expresidentes don Rafael Caldera, don Carlos Andrés Pérez, ambos recientemente fallecidos, don Edgar Sanabria, don Rómulo Bethencourt y don Luis Herrera, quien me concedió la Orden de Miranda; don Antonio Ledezma, gobernador del Distrito Federal de Caracas, el entonces director de la petrolera nacional PDVESA, de la industria, la diplomacia, de la literatura y de la historia.

En Venezuela siguen viviendo muchas familias de Canarias y, precisamente, en estas fiestas del Carnaval, siempre viajaba a Tenerife el grupo de los Liqui-Liquis, del Hogar Canario-Venezolano de Caracas, con su reina, que no sé si viene este año porque no se ha anunciado hasta el momento.

Por esa gran vinculación, insisto, me preocupa Venezuela, que ya no es ni la que encontraron los canarios que emigraron casi masivamente a ese país en los años 40 y 50 ni la que yo conocí y quise de verdad las diecisiete veces que viajé a Caracas.

Tras la expropiación de fincas a los canarios y las intervenciones bancarias del Gobierno del presidente Hugo Chávez que dieron lugar al bloqueo del dinero de las subvenciones enviado por el Gobierno canario a los residentes en Venezuela, la numerosa colonia de canarios vive los peores momentos de su estancia en ese país. Sabemos por los medios de difusión, entre ellos este periódico, que la huelga de hambre se está generalizando en Venezuela como medida coercitiva contra el Gobierno para que deje libres a los presos políticos que hasta ahí ha llegado el régimen de Chávez como si se tratara de Rusia en tiempos de la URSS; de Cuba, de Irán, de Corea del Norte o de la China de Mao Tse Tung.

¡Quien te ha visto y quien te ve! Uno de los países más democráticos del mundo tras la destitución del dictador Pérez Jiménez y la llegada de Rómulo Bethencourt, ahora a la caza de presos políticos al estilo de Fidel Castro, que era y sigue siendo peor que las purgas soviéticas. Informa la ONG de Derechos Humanos que ya suman 31 las personas en huelga de hambre, 15 de las cuales llevadas a cabo por un grupo de estudiantes frente a la sede, en Caracas, de la Organización de Estados Americanos (OEA)

Estos estudiantes llevan veintitrés días sin probar bocado hasta el martes de esta semana, sin que el Gobierno libere a los veintisiete presos políticos, lo que aumenta el número de huelguistas en otros lugares del país. Además de las citadas, en dos meses, se han producido dieciséis huelgas más, la última de las cuales se declaró el miércoles pasado ante la sede del edificio del Programa de Naciones para el Desarrollo (PNUD) por parte de estudiantes de la Universidad de Los Andes, aunque en este caso se trata de la exigencia de "un presupuesto justo" para el centro universitario. El Observatorio de Conflictividad Social de Venezuela del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales ha dado cuenta de 408 protestas en lo que va de año.

Lo malo es que estas protestas se lleven a cabo hasta el final de cada una y se produzcan las trágicas consecuencias de las mismas. Sería una mancha muy difícil de borrar por parte del Gobierno que las produjo, que no quiera Dios que ocurra.