CREO que tenía ya cumplidos los seis años cuando asistí por vez primera a una sala de cine. Mejor dicho, a un patio en el que se proyectaban películas los sábados y domingos al anochecer. Casi me atrevería a asegurar que mi primera película contaba las peripecias de Tom Mix. ¿O sería "Un par de gitanos", de Stan Laurel y Oliver Hardí? Puede, sin embargo, que fuera una de Tarzán, aunque no protagonizada por Jonny Weismuller, sino por un famoso actor de entonces, que se llamaba Búster Crable.

El cine me ganó desde el principio. Y a medida que iba creciendo me gustaba más la comedia y menos las aventuras. Y comenzaron a interesarme Joan Graford, Bette Davis, Claudette Colbert, Marlene Dietrich, Bárbara Stanwich, Norma Shearer, Mirna Loy… entre ellas, y Ramón Novarro, Ronald Colman, Spencer Tracy, Leslie Howard, Charlot, Lawrence Olivier, Marlon Brando... entre los actores.

Un poco después llenaron mis tardes o mis noches de cine películas que interpretaban Ingrid Bergman, Guillietta Masina, Vivien Leigt, Olivia de Haviland, Devorah Kerr, Joan Fontaine y la más bella actriz de todas las épocas, Ava Gardner. Por lo que respecta a los actores, me interesaban Charles Boyer, Montgomery Clift, Josef Cotten, Marlon Brando, James Steward, Charles Laugton…capaces, todos y cada uno de ellos, de convertir cualquier guión en una obra de arte. Recuerdo películas como "Luz de gas", "Casablanca", "Las noches de Cabiria", "Lo que el viento se llevó", "Cumbres Borrascosas", "Las zapatillas rojas", "Rebeca", "Un lugar en el sol", "De aquí a la eternidad", "La quimera del oro", "Candilejas", "El ángel azul", "Julio César… Y no cito "Ciudadano Cane" porque estoy muy lejos de considerar esta cinta como la mejor de todos los tiempos, según aseguran, muy convencidos, los que entienden mucho de estas cosas. Yo apenas si estoy muy seguro de haber escrito bien los nombres y apellidos de los actores y actrices que he citado anteriormente.

Yo estaba encantado. Y comprendí perfectamente por qué fue considerado el Cine como Séptimo Arte, formando equipo con la pintura, escultura, arquitectura, poesía, música y danza.

Pero todo esto se acabó. Hace más de veinte años que no voy al cine. Las dos última películas a cuya proyección asistí se titulan "Del rosa al amarillo" (española) y "El coloso en llamas" (norteamericana, si no me equivoco). Me gustaron, por motivos diferentes; pero repito que se acabó. Hace tiempo, además, dejé de considerar el cine como séptimo arte. No puede ser arte una proyección en la que sólo hay explosiones gigantescas, disparos al por mayor, llamaradas de varios metros de altura, monstruos antediluvianos o extraterrestres que se convierten en seres humanos, o personas que se convierten en monstruos cuando les da la luna o cuando vienen de otro mundo.

Lo de no considerar el cine como séptimo arte lo tengo pensado desde hace mucho, muchísimo tiempo; pero tenía cierto miedo a decirlo por si me salían tales monstruos a llenarme las noches sin dejarme dormir. Lo digo ahora porque tengo la apoyatura de un gran personaje: don Gregorio Marañón. El gran médico, profesor, escritor y académico, escribe refiriéndose al Arte en general estas elocuentes palabras:

"Lo que se llama arte nuevo es un repertorio de técnicas nuevas y no de temas nuevos (…). Nada nos demuestra esto como el cine, cuyo éxito amenaza devorar lo que queda todavía del arte clásico. Se dice que es un nuevo arte, pero no lo es. El cinematógrafo es pura técnica, alimentada con extractos asépticos de las verdaderas artes combinadas, tal vez, con gracia o con genio, pero destinados a morir. La mejor película, al cabo de unos meses de éxito fulgurante, se ahoga en los cines de los arrabales y pasa a la muerte eterna de los archivos de las productoras. Los cuales archivos nada tienen que ver con las bibliotecas ni con los museos, donde las obras de arte verdadero están, no muertas, sino para siempre vivas".

En efecto, un cuadro de Velázquez se admira siempre, se expone siempre. Las películas se guardan en espera de otras diferentes. La comedia, en el cine, ha pasado de moda. Y como ningún productor me la ofrece, he decidido no volver al cine. Ni considerar a éste como séptimo arte. Ya ven ustedes que no soy sólo yo quien así opina. Don Gregorio Marañón ha ido por idéntico camino. Y como lo ha dicho un genio, yo acato su opinión, que es como una orden.