1.- Uno de mis destinos favoritos, a lo largo de toda mi vida, es Isla Margarita, en el Caribe venezolano. He visitado la isla en muchísimas ocasiones y he sido, en alguna de ellas, huésped del gobernador, profesor , a quien le envío un fuerte abrazo porque posiblemente le pasarán sus colaboradores este artículo. Morel me concedió la Orden de Francisco Esteban Gómez, de primera clase, que valoro y estimo mucho. Margarita es para mí un lugar muy especial. Estudié, en un tiempo, las ruinas sumergidas de Nueva Cádiz, creo que el primer asentamiento español en América, la única ciudad que construyeron los españoles en la isla de Cubagua, junto a Margarita. Con Coche, las tres componen este archipiélago de ensueño, a cuyo desarrollo, desigual, he asistido con los tiempos. A Nueva Cádiz la sumergió un maremoto. En los días de mar claro, que son casi todos, pueden verse las calles y los blasones que lucieron en los portones de las antiguas casas de piedra. En Cubagua me dejó una mañana una patrullera de la Guardia Nacional; yo iba con una novia venezolana, Raquel, y los oficiales nos obsequiaron con una mariscada espléndida. Se retiraron y nos vinieron a recoger al atardecer. Me quemé con aquel sol de justicia, pero la playa era sólo para nosotros. No sé qué habrá sido de Raquel, pero hace dos años sobrevolé con el avión de mi amigo Guillermito "Fantástico" González la misma playa de Cubagua. Cerca se venera la Virgen del Valle, una pequeña imagen que los pescadores introdujeron en una cueva. Todos estos recuerdos se exponen en mi novela "Los gallos de Achímpano". Puse Achímpano y no Achípano, que es el nombre real de la finca de Morel Rodríguez, que es uno de los protagonistas del relato. No le gustó que alterara su nombre y que le citara, en la ficción, como Florisel, que era como se llamaba un famoso comunista de mi pueblo. "Tenías que haber dejado el mío", me recriminó mi amigo. Cada vez que voy a Isla Margarita me siento como en casa. He viajado de todas formas: con escolta policial, con escolta privada, sin escolta, por mi cuenta. Compraba mi ropa en dos comercios espectaculares, Patricia Nitti y La Media Naranja. Ahora hay unas licorerías fantásticas, libres de impuestos, en las que yo siempre me apodero, previo pago de su importe, de cajas de Buchanan´s de 18 años, el mejor whisky del mundo que en Tenerife sólo se encuentra en Los Hermanos Unidos, en la carretera de La Esperanza. En Isla Margarita conocí a uno de los hombres más ricos de Latinoamérica, Salomón Cohen. Se construía su Sambil de la isla y cuando me lo presentaron parecía el encargado de la obra. Luego reparé que junto a él había dos tipos con pajilleras (escopetas automáticas). Me di cuenta de que un encargado, precisamente, no necesitaba escolta.

2.- Ya conté alguna vez que yo estaba invitado a aquella boda, cuando se incendió el hotel Concorde, en Porlamar, la capital de la isla, y murieron casi todos los invitados; y los novios, si no recuerdo mal. Fue hace bastantes años. Perdí el último avión de Caracas por problemas de tráfico en la autopista a La Guaira y no pude asistir al banquete. Un camarero prendió accidentalmente una cortina y se produjo el desastre. Morel se salvó porque tenía que presidir un acto y se ausentó temporalmente del banquete. Al regreso se encontró con el caos. Una vez visité la prisión de la isla. Un cachondeo. Los presos estaban al aire libre y echaban piropos a Raquel, que se asustó un poco. Pero la confianza no pasó a mayores porque los guardas enseñaron sus armas y los más lanzados se calmaron y dejaron de avanzar hacia nosotros. Los manglares de Margarita, en la zona de Arestinga o La Restinga -lo he visto escrito de las dos formas- son espectaculares y los canales llevan nombres románticos, rotulados en unos carteles de madera colgados de los árboles. Pero los mosquitos son, en algunas estaciones, muy molestos. Ahora, con el dengue, la gente tiene miedo, aunque no sé si hay casos de esta enfermedad en la isla. Supongo que sí. Consulto en la Internet: 79 casos de dengue en Margarita desde enero a octubre de 2010, el doble que el año anterior. En mis estancias no me preocupaba demasiado de esto. Estaba en otros asuntos.

3.- El aeropuerto de la isla, llamado "internacional del Caribe", también es conocido como "del general Santiago Mariño". Tiene una pista muy larga, 3.200 metros y está construida a nivel del mar. Es uno de los más seguros y mejor equipados de la zona. Algunas compañías españolas, como Air Europa, han operado en él, en vuelos directos desde España. Los trámites aduaneros son muy rápidos. Algunas cosas se solucionan como se arregla todo en Venezuela. Y hay que tener cuidado de que no se quede algo dentro de la cinta de rayos X. A un amigo mío, que precisamente trabaja en el grupo de EL DIA, se le quedó una caja de whisky. Cuando la fue a reclamar era tarde. Son recuerdos que han ido saliendo a medida que escribo este artículo de domingo, en el que suelo contar cosas que me han ocurrido a lo largo de mi vida. Margarita es como un sueño. Siempre quiero volver, bañarme en sus aguas limpísimas y recorrer sus tiendas donde todo es tan barato. Bien es verdad que ya ni compro tanto -más bien nada-, ni viajo tanto como antes, cuando atábamos los perros con longaniza.

achaves@radioranilla.com