ES LO MALO de escribir cada quince días. Tienes que cribar y dejar muchos temas "de interés general" como si te resbalaran, cosa que no. Bueno, bueno… interés general. Interés general, lo que se dice interés general, general… ahora mismo, en Canarias… "el fúrbol".

Lo dijo el Gobierno. Lo firmó la consejera. Doña Milagros. La de Educación, Agri-cultura, observancia y signifiquitrud. Aclaro: "agri-cultura" es cultura ecológica; "observancia", lo que hay que ver; y "signifiquitrud" quiere decir "¡hay que joderse!". "Amparados en nuestras propias in-competencias estatuarias tenemos capacidad para hacer valer el que prevalezca el interés general para disfrutar de este partido" -entiéndase el derbi Tenerife-U.D. Las Palmas-. Menudo marrón le cayó.

Los profesores alucinan. Los maestros alunizan. Los docentes de las "unis canarias" y demás enseñanzas en general, con la que les lleva cayendo durante el curso, se "haraquirizan" -es parecido al haraquiri pero, en lugar de rajarse el vientre, viene a ser, "hacer de"… eso mismo-. Por cierto, "La Nuestra", la de Willi, no lo dio ¿verdad? Agüita con la Orden. Jugar al populismo tiene estas cosas. Te puedes quedar con el culo al aire. Y se lo hemos visto -el culo, quiero decir-, pero aún no sabemos de quién era. Mutis por el foro. Ni dios ha dicho más nada de lo del interés general.

Si imagináramos, en el peor de los casos, que un treinta por ciento de la población fueramos medio toletes; que otro treinta por ciento se lo hace; y que el resto lo conformaran a partes iguales los que son parte interesada y los que están hasta las narices de esta forma de hacer política, podría entenderse que se puede hacer y decir lo que se quiera porque no pasa nada. Nunca pasa nada. Aquí, nunca, pero nunca, nunca, nunca… pasa nada. Nada, que no quieran que pase, claro. Que se lo hagan mirar por favor, que ya está bien de hacer el ridículo a nivel nacional. Acudimos a una ley, "la ley Cascos", que quedó "absolutamente derogada" tras la aprobación de la Ley General de Comunicación Audiovisual del 2010.

En Canal+, se descojonaban: "Nadie como los políticos como para saber qué es bueno para el pueblo", comentó el jefe de Deportes del canal, Carlos Martínez con ironía. "Imaginad que Esperanza Aguirre hace lo mismo con el Real Madrid-Atlético de Madrid o Artur Mas con el Barça-Espanyol. ¿Quién pagaría la fiesta? ¿Dinero público?"… Bueno, a otra cosa.

El emperador Carlos I de España hablaba de "los mis reinos de España" cuando aquello de los Comuneros. Ahora España es un solo reino pero aquellos polvos trajeron estos lodos y resulta que en el reino hablamos cuatro idiomas o cinco (sálvese el valenciano): castellano, catalán, gallego y vasco, todos ellos españoles de nacimiento y de derecho, cosas de la atribulada historia de "las Españas". El Senado quiere reconocerlos como idiomas propios, como parte de la riqueza nacional o, si lo prefieren, "estatal", por eso su utilización, aún esporádica. Recordemos que el Senado es la Cámara de los territorios.

Lo del pinganillo de los senadores ha escandalizado a la sociedad por el gasto que supone en la actual decadencia económica, más teniendo en cuenta que nada más abandonar su escaño tan elevados personajes se entienden perfectamente en castellano mientras se toman un café en el bar de la esquina o en los pasillos. Pero es que no se trataba obviamente de hacerse entender en una lengua u otra, sino, insisto, de reconocer la pluralidad lingüística y cultural española. Si cuestión de entendimiento fuera, sobraría el gasto, evidentemente. Instalados en la algarabía populachera y en el alboroto social que se ha montado nadie parece prestar atención a que ese gasto, aparentemente escandaloso, ni siquiera supone alteración del presupuesto de la noble Casa.

Ese gasto, ínfimo para un presupuesto como el español, no desestabiliza la nación ni desequilibra la Hacienda pública ni nos lleva a más ruina que a la que otros nos han arrastrado. Aún la España de las Belenes Esteban y los Grandes Hermanos, puede y debe permitírselo. No es más que un autohomenaje a nuestra variedad, a nuestra riqueza cultural, un reconocimiento a nuestra diversidad, a nuestro españolismo. No se es más español por hablar castellano en vez de gallego, como no se es más catalán por expresarse sólo en catalán y no en castellano.

Sin embargo, me preocuparía más por el derroche que supone tener un Senado inoperante, que mientras debería ser Cámara de representación territorial sólo es una institución inerte, una cámara de segunda lectura de las leyes, sin que esa segunda lectura suponga nada de provecho, pues jamás se le hace caso, jamás sirve para nada. Y eso es lo criticable a nuestra clase política, que después de tantos años de democracia nadie haya emprendido la loable labor de trasformar el Senado en una institución actualizada y válida, pues tal y como está es un gasto inútil. Y ese gasto sí tiene mayor importancia en el presupuesto nacional, sobre todo si lo comparamos con su utilidad. Pero ya ven, esto, tampoco parece de interés general.

Feliz domingo.

adebernar@yahoo.es