EL DÍA, como los medios de comunicación en general, pero en especial EL DÍA, cuyos integrantes somos patriotas, veraces y decentes, es un observatorio de cuanto acontece, se desarrolla y se mueve en las Islas, en la nación que nos sojuzga y nos somete, en Europa y en el mundo. Por eso nuestro periódico analiza en estos momentos de ebullición política, económica y crítica, el comportamiento y la eficacia, política o no, de los que son políticos y de los que se autotitulan políticos cuando en realidad sólo son verdaderos catetos y vergonzosos ejercientes del oportunismo, el amiguismo y el dinero. Y encima se creen líderes capaces de gobernar.

Queremos decir que aquí sabemos quién es quien. Y para demostrar lo que manifestamos, vamos a citar dos o tres ejemplos. Paulino Rivero es un patriota. Otros dicen que no; que es un oportunista de la política dispuesto a afirmar ante quien quiera oír sus palabras que él va a veinte, al ralentí, y que en EL DÍA vamos a 100. Y tienen razón quienes así opinan. Y por lo que tenemos de analistas de la situación, afirmamos que Paulino no sólo va al ralentí, sino por un sendero equivocado. Es decir, no está actuando con inteligencia, sino con partidismo. Y mirando a mayo. No está rodeándose de gente que lo ayude sino de gente que, por H o por B, tira para el monte como las cabras. Tira para Canaria, la tercera isla en tamaño e importancia, aunque la primera en fealdad. Una tarea en la que lo ayuda su correligionaria en Madrid Ana Oramas. La que dice que la hemos insultado pero no ha podido demostrarlo, la que se nos pasó al socialismo, a la prensa canariona y a los políticos de la tercera isla. Esta señora es una desgracia, un forúnculo que le salió a Tenerife a última hora.

En nuestra analítica de los políticos seguimos con otro ejemplo. El PP tiene un líder indiscutible en Canarias; una persona que será ministro próximamente porque su nombre bulle en los cenáculos de influencia nacional española y es el presidente de un partido con sede en Las Palmas. Pero su Niña en Tenerife, aparte de haber conculcado la Constitución española al reprobar a un medio de comunicación como EL DÍA, está muy limitada por ser una sierva no de María, sino de José Manuel; es decir, una sierva de Las Palmas. Y ojo, que como se desvíe se acabó el PP en Tenerife. Lo sentiríamos por Antonio Alarcó, que es un gran político. Un hombre llamado a logros en la política tan grandes como los ha tenido en su vida profesional como reputado cirujano.

Tanto en uno como en otro partido estos son sólo nombres, porque casos para juzgar y criticar los hay a porrillos. Llegamos al PSOE y a nuestra conclusión sobre algunos socialistas. Julio Pérez es un caballero. Un letrado en ejercicio que ha ocupado un cargo relevante en Madrid como secretario de Estado de Justicia. Es un buen candidato para el Ayuntamiento de Santa Cruz, a pesar de que ciertos elementos socialistas han destrozado al PSOE en Tenerife. ¿Y quiénes son éstos? Muchos, pero en especial tres que no han hecho nada en absoluto. Rotundamente nada, salvo ruindades, presentar denuncias y realizar declaraciones estúpidas siempre desde el plano político. Nos referimos en primer lugar a Santiago Pérez; un personaje que si no hay marcha atrás, desaparece de la política en buena hora, aunque nos queda pendiente su gran obra que es la querella criminal contra EL DÍA y José Rodríguez; qué inmensa labor por Tenerife

Tenemos en mente otro ejemplo de chatarra política que ha esquilmado a los contribuyentes para que la Hacienda pública le pague su sueldo y prebendas, pero que tampoco ha servido para nada. Lo retamos a él, o a quien quiera, a que nos diga qué ha hecho el político que todavía no hemos nombrado pero al que enseguida le ponemos nombre y apellidos: Juan Carlos Alemán. ¿Por qué hay que prolongar la vida pública y la avidez de dinero y de posición social a este socialista que ha demostrado que es una inutilidad para cualquier tarea política, aunque sea un experto en reprobar a un medio de comunicación? Alemán debe estar en su casa y no con un cargo en la Audiencia de Cuentas. Algo análogo podemos decir de Francisca Luengo y de María del Mar de Julios, estas última de CC. ¿Para qué han servido todos ellos? ¿Para qué ha servido el propio presidente del Parlamento, el señor Castro Cordobez, salvo para colmar con manjares la mesa de Las Palmas cuando era consejero de Obras Públicas?

Porque somos claros, concluyentes, honrados, serios, poseedores de información básica y de un patriotismo a prueba de hierro, pedimos la libertad, la identidad y la dignidad del pueblo canario Esa simbiosis con el alma canaria y la realidad indiscutible de que hacemos un buen periódico, el mejor del Archipiélago, somos los más leídos de estas Islas con una diferencia abismal de los que nos siguen.