SIEMPRE hemos relativizado la importancia de las encuestas, y ahora que nos favorecen no vamos a hacer lo contrario. Este tipo de estudios estadísticos son instrumentos válidos porque nos permiten conocer tendencias, pero no les podemos dar un tratamiento de verdad absoluta. Son una foto fija en un momento determinado y tenemos que darle el valor que ello tiene, ni más ni menos.

Los buenos resultados que reflejan casi todas las encuestas (las nuestras, pero también las de nuestros adversarios) nos alegran, pero también nos dan un plus de responsabilidad. Estamos convencidos de que los resultados que obtuvimos en las pasadas elecciones locales y autonómicas van a mejorar considerablemente en la cita con las urnas que tenemos todos los demócratas el próximo 22 de mayo.

Lo sabemos porque así nos lo hacen llegar los ciudadanos, que se acercan a nosotros por la calle animándonos y pidiéndonos un cambio en las políticas que se desarrollan en Canarias y el resto del país que les permita mejorar sus vidas y las de sus familias. Somos conscientes de que lo que ahora mismo necesita este país es trabajo, trabajo y más trabajo; y por ello, siempre desde una perspectiva global e integradora, seguiremos dedicados al 100 por ciento en generar las condiciones necesarias para que todas las personas que buscan un empleo lo encuentren.

Para ello debemos hacer más con menos (porque hay un antes y un después de esta crisis económica); pero también tenemos que implicar en este cambio a toda la sociedad, a las familias, a las empresas (grandes y pequeñas), a los científicos, a las universidades… En definitiva, a todos los que puedan participar en la reactivación de la economía y, por lo tanto, que puedan contribuir a que nuestro país salga de esta crisis. Algo para lo que sin duda hará falta un cambio de modelo económico basado en I+D+i y, cómo no, una mejora importante en nuestro sistema educativo.

Volvamos, no obstante, al tema de este artículo: las encuestas. Sobre ellas y los resultados que de ellas se publican en los medios de comunicación debemos decir que hay algunos políticos que utilizan estos estudios estadísticos para dar las cosas por hechas. Pero a nosotros no nos gusta porque creemos que antes de presumir de los resultados, debemos jugar el partido; y si me apuran, antes de jugar tenemos que seguir un duro programa de entrenamiento.

En otras palabras, desde el Partido Popular llevamos muchos años trabajando por mejorar la vida de los ciudadanos, desde el Gobierno, cuando hemos logrado obtener el respaldo mayoritario de la población, y, por supuesto, desde la oposición, cuando ahí nos han colocado los votantes. Éstas son las reglas del juego y nosotros las aceptamos democráticamente, como no podía ser de otra manera. Nuestro entrenamiento es el trabajo constante y diario al lado y con el ciudadano; y el partido, la campaña electoral. Sólo cuando ambas etapas se han producido, sólo cuando se abren las urnas electorales y comienza el recuento podremos tener en nuestras manos los resultados de la única encuesta válida: la de los votos.

Otros, por el contrario, se dedican a enviar mensajes de que ya está todo dicho, que nada va a cambiar. Y lo dicen, nada más y nada menos que cinco meses antes de las elecciones. Para nosotros, esto es un reflejo más de su estrechez de miras (todo el mundo sabe que las cosas ya no van a volver a ser como antes) y, sobre todo, de la falta de respeto que tienen hacia la voluntad popular y, en definitiva, hacia la ciudadanía.

Las estadísticas también dicen que los políticos somos el tercer problema de España, por delante del paro y la economía. Así se reflejó en el último barómetro de opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), lo que nos preocupa considerablemente. Nos inquieta e intranquiliza porque ello nos da una idea del enorme daño que algunos políticos, que han utilizado esta actividad en beneficio propio, han hecho a todo un colectivo que dedica mucho esfuerzo y tiempo a los demás. Y es que en política hay el mismo porcentaje de indeseables que en la medicina, la arquitectura, el magisterio, la ingeniería, o cualquier otro ámbito. Sobre todo, porque, aunque algunos no lo quieran ver, formamos parte de la misma sociedad y, por ello, nos afectan los mismos males.

Otro barómetro más reciente, el del Centro de Estudios Sociológicos (CES) de Canarias indica que el 50% de la población de las Islas todavía no tiene el voto decidido, un porcentaje que consideramos altísimo y que puede deberse al hartazgo que los ciudadanos dicen tener de la política. De hecho, este mismo estudio ofrece unos resultados similares a los del CIS: los habitantes de las Islas dan a esta actividad una valoración de 3,48 puntos sobre diez. Un suspenso que los políticos estamos obligados a recuperar con honradez, transparencia, dedicación y trabajo.

de Sanidad y Relaciones con

la Universidad del Cabildo

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