DURANTE las recientes fiestas, en nuestro archipiélago podrían haber caído en forma de clima benigno, soleado y maravilloso de temperaturas, una lluvia de millones de euros que nos hubiesen permitido disponer de unas perspectivas turísticas futuras envidiables, y me explico.

La pata central de la mesa de nuestra economía se encuentra sin discusión en el sector turístico, pero no se ha sabido aprovechar la coyuntura con la benignidad de nuestra climatología. Siempre se ha dicho (a estas alturas creo que lo inventaron los chinos) que una imagen vale más que mil palabras, y la mejor inversión está en presentar la visita de turistas que llenan nuestras playas, y se tuestan al sol durante el crudo periodo invernal, especialmente cuando Europa estaba congelada. Sólo en dos ocasiones he visto en televisión cómo muestran la playa de Las Teresitas o la de Las Canteras, y en ambas ocasiones en las noticias de Antena 3. Hubiese sido deseable ver más reportajes o informaciones de visitantes en los lugares playeros del archipiélago emitidos en otros medios importantes nacionales y europeos. Pero, ¿a qué se dedican, en Navidad, los distintos departamentos de promoción turística del gobierno autonómico, cabildos, ayuntamientos y sus correspondientes consejeros, directores generales, asesores, etc.? Han perdido una gran ocasión de seguir presentándonos como el mejor destino turístico de Europa y uno de los mejores del mundo. Seguramente estarían de vacaciones en la nieve, o en otras playas, que no eran las insulares.

Siento gran preocupación por la forma en que nuestros responsables políticos despachan estas coyunturas. Gastan ingentes cantidades de dinero en pabellones y ferias nacionales e internacionales, o en campañas de publicidad, y olvidan que la mejor proyección está en lo instantáneo e inmediato; pues no es lo mismo ver una imagen en un folleto, que el impacto que produciría en Noruega, por poner un ejemplo, ver que un turista se tuesta al sol, mientras sus compatriotas tiritan de frío. A estas alturas del cotarro, uno no sabe si pensar que son desidiosos, inoperantes, o que no están al loro; y cualquier responsable hostelero comprende perfectamente lo que digo.

Cuando desde el editorial de este periódico se desgañitan, un día sí y otro también, pidiendo la independencia y soberanía de Canarias, lo que están en su perfecto derecho, como también que otros discrepen, a un servidor le preocupa más la materia gris. ¿Dónde están los lumbreras que pueden darle a Canarias el impulso que necesita para salir del fenomenal atolladero en que se encuentra? Para ocasiones como las pasadas vacaciones se debe buscar el dinero, y no es excusa hablar de prioridades, pues de este sector depende el relanzamiento de la economía y el empleo.

Mientras, comenzamos a conocer los futuros aspirantes a los distintos puestos públicos. Más de lo mismo, pocas caras nuevas, muchos que repiten y repiten, aunque ya hayan perdido algunas elecciones, y otros que cambian de sillón. Entre pocos sigue tocando a mucho, y la tarta continúa siendo la misma; o lo que es lo mismo, la desidia e inoperancia seguirá instalada en nuestros organismos.

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