NOS SIGUE asustando la alegría que exhibe la clase política ante las elecciones de mayo. Los candidatos están exultantes por su convencimiento de que pronto el pueblo les renovará el puesto en la poltrona. Les aconsejamos que no vendan la piel del oso antes de cazarlo. Porque mientras esos políticos se divierten y se entregan a comilonas, al igual que lo hacen los sindicalistas después de las manifestaciones con pititos y pancartas, el pueblo pasa hambre. Y como decíamos el otro día aunque cierto individuo, al que consideramos un chulón y la hez del periodismo, se ría de nosotros por ello, el hambre siempre ha sido mala consejera. Lo experimentó en su propia cabeza Luis XVI y muchos de quienes lo acompañaban en su fastuosa corte de Versalles. ¿Se diferencia mucho la orgía política de nuestro tiempo a los abusos de la corte de Versalles? ¿No volverá a funcionar la guillotina, y nos referimos a la guillotina electoral para que nadie nos denuncie, como lo hizo en la Francia del dieciocho la guillotina auténtica?

También nos echamos las manos a la cabeza cuando le oímos decir a Zapatero que la recuperación, con un tímido crecimiento del 2,5%, no llegará hasta el 2015. ¿Piensa el nefasto presidente del Gobierno de España seguir en el poder hasta entonces? Zapatero es una calamidad que le ha caído a España. Lo sentimos por los españoles si siguen votando por él, pero es nuestra intención que en ese año los canarios no dependamos ya de España para nada. Es nuestro deseo, y haremos cuanto esté en nuestras manos para conseguirlo por vías pacíficas, que entonces estas Islas sean un país independiente. Un Estado que mantenga relaciones con España de igual al igual, pero no la colonia de una nación decadente, más aún por estar en manos de un Gobierno socialista. ¿Cómo puede Zapatero estar pensando en el año 15, cuando lo que debería pensar es en el día 15 de cada mes, pues mucha gente no tiene dinero ni para comer más allá de las dos primeras semanas tras cobrar un misérrimo salario? En realidad, muchas no tienen qué comer ni desde el día uno, aunque eso no les importa a los políticos porque ellos tienen la mesa bien puesta.

Que no piense Zapatero en estar otros cuatro años en el poder; lo mejor que puede hacer es anunciar elecciones anticipadas y marcharse por el bien de España y de Canarias. Que dimita y que sea juzgado por los daños sociales y económicos que le ha ocasionado a su país, y también por no haber sido sensible al problema canario. Porque de igual forma que Zapatero y sus socialistas prefieren seguir en el poder comiendo y vistiendo bien, aun a pesar de que con su presencia hunden cada día más a España, prefiere también el presidente del Gobierno que Canarias pase a manos de Marruecos antes que concedernos la libertad que nos pertenece como pueblo colonizado.

Mientras tanto, otra socialista políticamente tan torpe como su jefe, y nos referimos a Leire Pajín, sigue con sus leyes sociales. En realidad, estamos ante normas para coartar la libertad de los ciudadanos. No nos extrañaría que antes de que acabase la legislatura apareciera con otra ley para controlar el pensamiento de los españoles, e incluso para prohibirnos a los patriotas canarios que hablemos de independencia y libertad. Sin embargo, nos asiste la esperanza de que el pensamiento de los canarios nunca lo podrá controlar un peninsular, porque los isleños sabemos que no somos españoles y que, por lo tanto, poco podrán hacer en el futuro quienes hoy nos colonizan para regir nuestros destinos y administrar nuestros recursos. Lo peor es que nos rigen mal y saquean las riquezas de nuestra tierra, porque si no se apoderaran de lo que es nuestro otro gallo nos cantaría. Pero se lo llevan y a manos llenas.

Por si fuera poco, los canarios estamos expuestos a la curiosidad de los peninsulares apenas llegamos a un puerto o aeropuerto español. En cuanto abrimos la boca y nuestro acento delata la procedencia isleña, nos miran como a indígenas o aves exóticos. No hay ni un solo canario que no haya comprobado esto que decimos. Eso demuestra, de entrada, que no somos españoles. Y si no lo somos, ¿por qué sigue robándonos nuestros impuestos la Hacienda española? ¿Por qué ni un solo político canario tiene clorocos para decirle a los mandatarios españoles que deben devolver un territorio ocupado a la fuerza hace casi seis siglos?