1.- En este mundo traidor, lleno de jueces que redactan querellas ajenas y de encuestas preocupantes, las filtraciones de Wikileaks, ay, definen a este Gobierno de España con los mismos calificativos que ya muchos habíamos lanzado a los espacios siderales de la información. Ha dicho esta filtración universal que el Gobierno zapateril de ese líder invisible está lleno de "izquierdistas trasnochados e idealistas". Visto desde cualquier otro país, de lo que está lleno el Gabinete de LuisRodríguezZapatero es de una suerte de horteras que no da pie con bola, algunos de los cuales -como el tal Blanco- ni siquiera ha aprobado el primer curso de la carrera. Los izquierdistas trasnochados e idealistas que delata Wikileaks no deberían dirigir por más tiempo a un Estado a punto de ser intervenido por la Unión Europea, con un Gobierno cuya distancia electoral de la oposición roza los 19 puntos. ¿A qué esperan para mandarse a mudar? Zapatero no tiene solución: está cuestionado por los suyos, permanece escondido tras la espalda chepuda de Rubalcaba, no ha sido capaz de dar la cara, ni siquiera en una situación de emergencia nacional, y cualquier día se escapa por el cuello de la camisa. A mí lo que me produce ya es ternura; lo juro.

2.- Trasnochados e idealistas es lo que he escrito yo tantas veces cuando califico su socialismo como del siglo XIX. Total, ¿para qué? Todo el idealismo castellano-leonés de ZP lo ha tenido que tirar por la borda desdiciéndose, una y otra vez, por imperativo europeo, de sus convicciones más íntimas. Por dignidad se habría que tenido que marchar hace muchos meses, pero el poder ata mucho a la silla. Y en este momento Zapatero sufre de una forma grave aquella enfermedad que se vino a llamar síndrome de La Moncloa: un afán irrefrenable por atrincherarse en palacio, lanzando a los demás (Rubalcaba incluido) a la hoguera.

3.- Cree Zapatero, y parece una estupidez que esté convencido de ello, que aún existe chance de ganar en 2012. Y esto sí que es imposible, a pesar de que el electorado de este país, en tantas ocasiones, parezca idiota. Esos 19 puntos de diferencia con el PP pueden convertirse en una distancia de mayor escándalo si Zapatero sigue ahí, haciendo el pato. La recomendación de que se marche que le hace la oposición, y más de medio país, no la va a seguir; porque, en el fondo, su poca inteligencia hace que crezcan en él otros defectos que no deben encajar en una mente dotada para la política: el orgullo barato, el deseo, imposible en su caso, de pasar a la posteridad y la convicción de que es un líder, cuando ha dejado de serlo. Tampoco supieron darse cuenta de ello otros hombres de la historia de este país que no cito para no ofender a la propia historia. Igualmente trasnochados e idealistas.

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