AUNQUE lo que les voy a contar les confunda, todavía veo la botella medio llena. Como siempre. Supongo que los días -cada vez más cortos- pasan con la misma cadencia que para los que la ven medio vacía. Lo que sí noto que va cambiando es mi umbral de tolerancia y comprensión. Eso sí, de forma selectiva. Hay cosas que ya no aguanto. Que me revientan. Sin embargo, me siento más comprensivo… con la gente en general. No en particular: hay tipos que no soporto. Hoy ha sido uno de esos días en los que te enteras de cosas. De esas que "joden". Nada nuevas. Cosas que sabías pero que eligieron este momento para que no te quedase ninguna duda. Será por eso que me sale esta vehemencia. Día de pasiones revueltas.

Usted, como yo, seguro que tiene algún conocido, algún vecino, algún compañero de trabajo perfecto. ¡Ay…, cuánto me joden los perfectos! Y sobre todo, si además, se lo creen. Y si, encima, te lo pasan por las narices… es que ya se hace insoportable. Son gente tan insolentemente perfecta que son capaces de trabajar hasta cuando no hay trabajo. Sin hacer nada. Con movimientos hábilmente estudiados. Estrategias repensadas y papeles bien ensayados. Capaces de reír o llorar como un chino tocando flamenco: sin emoción. Maestros en el aparentar. Pero que no saben, ni se imaginan, lo que significa productividad. Que es lo que interesa. Pero ahí los tienes. Tan a gusto. Con unas conciencias tan poco exigentes consigo mismo como justicieras con los demás.

Los más currantes, los más honestos, los más educados, los más elegantes, los que más madrugan, los últimos en irse, los más cariñosos, "los más de lo más mejor". Tristes vidas vacías que, cada noche, al apagar la luz, se encuentran a solas. Con ellos. Sin velos ni apariencias. Los imagino, justo en ese momento y, fíjate, me dan pena. Siempre con el cuchillo en la mano que se esconde hasta que te das la vuelta. Gente que necesita formarte un currículum peor que el suyo para poder sentirse bien. Fieles seguidores del "piensa el ladrón…". Envidiosos compulsivos que uno tolera como mal menor, pero que si pudieras elegir no irías con ellos ni a coger dinero. En fin, perdonen el desahogo. Ah, y por supuesto, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. En todo caso, sólo son presuntos. Y lo mejor: piensan que no lo sabemos. Que ni sospechamos. Creen que no les conocemos… Caritativa ignorancia.

En realidad, hoy quería pensar en voz alta sobre este momento chungo que vivimos. Incluso quería proponer al gobierno unas ideas para ahorrar, pero no me queda sitio, así que… será otro día. Hoy unas observaciones y poco más. ¿Se han fijado en cuántas gasolineras tiene usted que servirse por sí mismo? ¿Han visto cuántas librerías, cuántas casas de discos, han desaparecido porque nos compramos los libros por Internet o nos bajamos la música de la red?¿Cuánta gente lee los periódicos en el ordenador o en el bar para no gastar en el kiosco? ¿Se han dado cuenta de que los cines están vacíos? También va a resultar un problema de conciencia. ¿Han pensado, por un momento, la cantidad de puestos de trabajo que estas "rutinas inocuas" destruyen cada día? Vamos hacia el autodesempleo. Adiós al calor humano. Todo muy automático, muy moderno, pero la gente en la calle sin trabajo. Esto es el futuro. Eso sí, con legión de amigos. Amigos del "feisbuc" a los que, en realidad, no conocemos ni por el forro.

Feliz domingo.

adebernar@yahoo.es