EL ARTÍCULO publicado recientemente en estas páginas, el presidente del Cabildo Insular de La Gomera, mi querido amigo y paisano Casimiro Curbelo, da interesantes detalles de un programa de realizaciones que se propone iniciar y llevar a cabo en la Isla Colombina. Señala Curbelo como prioritarias la declaración de la isla, por la Unesco, como Reserva de la Biosfera, el impulso al mundo rural, que siempre ha sido fundamental en La Gomera, la delimitación de zonas protegidas, la conservación medioambiental, la adhesión a la Carta Europea de Turismo Sostenible, la conservación e impulso a los sectores agrícola y ganadero, la lucha contra el cambio climático, el fomento de la agricultura ecológica y otros planes e iniciativas que afectan a medio ambiente y al turismo, así como programas que se refieren al Plan Insular de Empleo e iniciativas que propongan los diferentes ayuntamientos gomeros, los cuales se comprometen a colaborar con el cabildo en todas las tareas que supongan progreso y bienestar para la isla.

Pero, a días vista, porque el comienzo de las escalas comenzará en el mes que viene, La Gomera se abrirá al turismo de cruceros por la puerta grande porque, para el día 19 de septiembre, se anuncia la llegada al puerto de San Sebastián, ya convenientemente acondicionado en su línea de atraque para operaciones de grandes barcos, el primer trasatlántico en viaje de recreo.

La Isla Colombina, prácticamente virgen a esta actividad, comienza una era prometedora no sólo para el desarrollo urbano y hasta hotelero que precisará en un futuro muy próximo, sino también por el auge que espera a su comercio, especialmente en lo que respeta a restaurantes, bases y otros establecimientos, para atender la demanda de los visitantes, comercios de todas clases y especialidades de la tierra para la misma atención.

La Gomera, además de las novedades que, para los turistas ofrecen todas las islas del Archipiélago, es una caja de sorpresas hasta para los mismos isleños. Además de sus accidentadas costas del Norte, que parecen inaccesibles a primera vista como Los Órganos, el litoral de Puntallana y las mismas costas de Hermigua y Vallehermoso, están las playas de Valle Gran Rey, que ya es un enclave turístico. Y, en cuanto a orografía, las bellezas que ofrece la isla son únicas e incomparables. El Parque Nacional del Cedro o Garajonay posee especies vegetales únicas que atraen a estudiosos y asombran al visitante. Desde el mirador de Tajaqué se contemplan bellezas paisajísticas incomparables, con Benchijigua en el fondo del valle, y no pueden encontrarse en otros lugares roques como los de Ojila y Agando, así como otros muchos puntos de la orografía gomera a los que puede llegar el visitante por los numerosos senderos que llevan, prácticamente, a todos los puntos de la isla.

Podría llenar varias páginas describiendo bellezas y originalidades de La Gomera, pero sólo he citado algunas porque no quiero revelar más sorpresas a los visitantes. Y todo esto, y mucho más que no he mencionado, es lo que se abrirá muy pronto al turismo visitante.