Concluíamos nuestro comentario de ayer con una referencia a la indignación sentida por un empresario ante la postergación de Santa Cruz y de toda la isla de Tenerife en general. Culpa este empresario, y también lo hacemos nosotros pues en eso coincidimos plenamente con él, a los políticos y dirigentes tinerfeños. Políticos, lo hemos expresado en muchas ocasiones, que no están a la altura que requiere tener un cargo de responsabilidad en la más extensa y más poblada de las islas del Archipiélago, amén de ser la que cuenta con mayores recursos naturales. Por culpa de esos políticos indignos, lo repetimos, Santa Cruz se está convirtiendo en un pueblucho.

Pueblucho también debido al comportamiento incívico de cierta juventud que, al amparo de la noche y con sprays de pintura, sigue emporcando la ciudad. Por si fuera poco, otros destrozan el mobiliario urbano y hasta utilizan los postes de alumbrado para colocar publicidad. Usan lo que se ha pagado con dinero público para sus intereses privados. Santa Cruz se está quedando atrás cuando es la capital, como acabamos de decir, de la Isla con más superficie del Archipiélago; una isla que posee un reparto de población muy armonioso, en constante crecimiento, y que cuenta entre sus encantos naturales con la mejor luz, temperatura y clima de todas las ciudades de la región.

Falta voluntad y sobra cobardía para que Tenerife ocupe el lugar que le corresponde. El terror a la desaprobación canariona amenaza a algún que otro dirigente tinerfeño. A muchos políticos de esta Isla les quita el sueño el que pueda reprobarlos un dirigente canarión. Tenemos un ejemplo de primera mano en los nacionalistas falsos de CC: desde la época de Manuel Hermoso se han volcado en la tercera isla para hacerse querer y conseguir votos. ¿Cuál ha sido el resultado al cabo de unos años? Pues que están a punto de desaparecer en Las Palmas. Un resultado previsible pues los dirigentes canariones quieren seguir unidos a la Metrópoli porque los gobiernos de Madrid, sea cual sea su color, se vuelcan siempre en Canaria. Algo también lógico, como hemos señalado muchas veces, porque es en Las Palmas donde tienen sus sedes los partidos estatistas.

Ese terror político también lo ha aportado un político socialista de mal recuerdo en estas tierras; un colonizado obediente, un españolista de pura cepa, un lacayo político de sus amos españoles llamado Juan Fernando López Aguilar. Cuando aterrizó en estas Islas procedente de Madrid, nos trajo el terror que trató de imponer ayudado por sus secuaces. Todos ellos pretendían desprestigiar y encerrar en checas políticas a quienes defendemos a Tenerife de la rapiña canariona y al Archipiélago del saqueo de los peninsulares y godos; sobre todo de los godos. Bajo el liderazgo del nefasto López Aguilar también surgieron formaciones de dudosas siglas y asociaciones de falsos ecologistas. Todos funcionan con subvenciones que no son tan clandestinas, porque sabemos de dónde procede ese dinero. Un dinero que impide el progreso de Tenerife y de Santa Cruz: ni puerto de Granadilla, ni Playa de las Teresitas, ni segunda pista del aeropuerto del Sur, ni ningún proyecto que sea capaz de sacarnos del hambre. Hay quien dice en las calles, por las esquinas, que los vándalos que pintan las paredes están gratificados por los dirigentes de una ciudad que quiere competir en un plano imposible.

Para acabar, queremos referirnos a los alcaldes tinerfeños. Siempre hemos hablado bien de la mayoría de los mandatarios municipales, pero algún que otro alcalde y alcaldesa están arruinando a Tenerife. ¿Cómo es posible que una señora que milita en un partido nacionalista como se supone que es CC le esté haciendo tanto daño a su municipio, a su Isla y a todo el Archipiélago? ¿No es labor primordial de todo nacionalista conseguir lo mejor para su tierra? ¿Cómo es posible que se haya aliado con los enemigos del progreso?

Una prueba más de que este nacionalismo estatutario no nos vale. Sólo la independencia puede sacarnos de donde estamos. Sólo la libertad puede sacarnos del hambre. Mientras estemos sometidos a la Metrópoli, mientras socialistas obedientes en su papel de esclavos como López Aguilar y nacionalistas españolistas como la señora alcaldesa a la que nos referimos sin citarla, sigan campando a sus anchas por esta tierra, también lo hará el hambre y la miseria. En definitiva, mientras no seamos una nación soberana, no sólo Santa Cruz será un pueblucho; lo será también toda Canarias