LA SOCIEDAD actual ha adjudicado una etiqueta para identificar a una parte de la juventud que ni estudia ni trabaja como "Generación NI-NI". Un marchamo que considero injusto pues aunque, ciertamente, son numerosos los jóvenes que se encuentran en esta situación, que viven a costa de sus padres, ¿creen Vds. que, salvo algunas excepciones, que sí las hay, es aceptada por estos chicos/as y por sus padres? ¡En absoluto! ¡No hay nada más deseable para un chico o una chica que ser independiente de su familia!

Vayamos al origen o al meollo del asunto para poder tener un criterio acertado que nos lleve a una conclusión definitiva. Partamos de la base de la formación cultural de nuestros jóvenes, porque de ella arranca el problema.

Canarias es una de las comunidades autónomas españolas que continúa presentando una de las peores tasas de abandono escolar prematuro: un 34,5 %, y aquí es donde empezamos a hablar de fracaso. Un fracaso que no sólo es de los alumnos sino de los padres, de los docentes y, sobre todo, de los gobernantes. De todos ellos debo centrar mi atención en los responsables de Educación del Gobierno canario.

Veamos. Es cierto que la crisis económica que sufrimos repercute en todas las áreas de la administración pública obligando a reajustar los presupuestos anuales. La reducción prevista para el próximo ejercicio en el presupuesto de educación de Canarias está dando lugar a que la Consejería haga recortes donde y como puede, y a veces con escaso acierto. Así, ha eliminado ya por decreto once centros públicos de Educación Infantil y Primaria y un instituto en Canarias, y aunque pretenda justificarse que se debe a una reducción en la demanda de plazas escolares en los centros afectados, estimo que obedece a una importante reducción de gastos.

El recorte en educación también va a afectar a los cursos de Formación Profesional de determinados institutos, al suprimirse varios ciclos que obligarán a que algunos chicos/as se puedan quedar sin plaza en el próximo curso 2010-2011. Problema que igualmente se está presentando en las Escuelas Oficiales de Idiomas, donde para determinados idiomas y niveles la demanda de plazas supera la oferta pública.

No es ningún secreto afirmar que en las actuales circunstancias el acceso al mundo laboral es cada vez más complicado, sobre todo para los jóvenes que buscan su primer empleo. Las empresas exigen candidatos bien formados y con experiencia. Si tenemos en cuenta que en Canarias el 75 % de los parados sólo han cursado hasta la Educación Primaria, ¿qué perspectivas de futuro tienen estas personas?

El Gobierno canario bien poco hace por fomentar la formación de la juventud. La mayoría de los cursos que oferta, bien directamente o a través de empresas, sindicatos, etc., van dirigidos, preferentemente y con carácter gratuito o a bajo coste, a trabajadores. ¿No es un contrasentido que habiendo varias decenas de miles de jóvenes desempleados, inactivos, desmoralizados por no poder trabajar ni ver claro su futuro los cursos formativos se dirijan, prioritariamente, a quienes no lo necesitan porque ya están trabajando y si queda algo para ellos han de pagarlo a precio de oro?

Tanto el Gobierno de la nación como el regional son responsables de que nuestra juventud tenga una salida al mercado laboral por medio de sus estudios, preparación y formación, y a este objetivo deben volcar toda su política. ¿Qué hay que reducir el déficit público? Pues no habrá más remedio mientras al Gobierno de Zapatero no le cuadren las cuentas que le exigen la UE, el FMI y los EE. UU. No obstante, en toda reducción se debe tener en cuenta siempre que educación y sanidad son los pilares sobre los que se sustenta el bienestar de una nación, su progreso y su calidad de vida.

A la vista de lo expuesto, no me parece justo que a la generación de jóvenes que para su desgracia y la de sus padres le ha correspondido vivir en estas circunstancias y en estos momentos se la catalogue como "Generación NI-NI", porque lo correcto, lo sensato y lo justo es que se la califique como generación que "Ni se les deja trabajar, Ni se les permite estudiar". Si no, ¿qué hace la Administración para dar salida laboral o formativa a los jóvenes? A los resultados nos debemos atener.