ME EXTRAÑA mucho el texto de una nota informativa publicada en este diario en su número del viernes último. Dice el título: "La Guardia Civil amenaza con dejar de vigilar la casa de Rivero", nota que divulga la agencia Europa Press y que fecha en Las Palmas. Se trata del domicilio del presidente del Gobierno de Canarias, don Paulino Rivero.

Me llama también la atención el origen de la nota cuando en Tenerife existe una Comandancia de la Benemérita que nunca, que este periodista recuerde, ha divulgado noticias de esta índole que atañen al Ejecutivo autónomo, desde un origen distinto al suyo y, además, de un contenido que puede interpretarse, cuando menos, como anómalo y hasta incomprensible para los que nos consta la seriedad y el rigor de este Cuerpo policial de élite.

El texto a que me refiero informa de que la "Unión de Oficiales de la Guardia Civil advirtió el jueves de que el Instituto Armado dejará de realizar funciones que no le corresponden como el servicio de protección que presta a la residencia privada de don Paulino Rivero en El Sauzal. Según el colectivo, el aludido servicio cuesta, mensualmente, 11.000 euros en dietas sin contar los salarios correspondientes a los efectivos dedicados, que son extraídos de otras unidades donde, precisamente, no sobran".

El colectivo formado por los oficiales de la Guardia Civil, sigue diciendo la nota, afirmó que el presidente Paulino Rivero "debe medir sus palabras", e indica que "el malentendido del ministro de Interior respecto al despliegue de la policía autonómica indica la falta de decisión de la delegada del Gobierno en Canarias, doña Carolina Darias".

Y termina la nota informativa diciendo que el organismo citado de los oficiales de la Benemérita "expresa, una vez más, su indignación por la forma en que se ha puesto en marcha la policía autonómica, ya no sólo por el despilfarro que ha supuesto la inversión en formación y equipamiento, sino queriendo usurpar las funciones de las Fuerzas de Seguridad del Estado a escondidas".

Esta es la versión real del caso, según la repetida nota informativa, cuyo contenido no califico, para que sea el lector y, en especial, quienes se sientan afectados los que lo hagan. Insisto en mi extrañeza porque, entiendo, no acaban de entenderse bien las cosas ni donde termina la seguridad y empieza la interpretación política del caso expuesto, sin añadir ni suprimir nada por mi parte. Simplemente, dar cuenta de lo que se ha dicho y ya se ha publicado.