HAY que asombrarse ante la técnica depurada de los enanos en la noche mágica en la que estos danzan sin parar para regocijo de propios y extraños, tariro rori, tariro rori… tirorirorí, tirorirori. ¿Nunca nadie ha probado a ponerlos a jugar al fútbol? Los regates podrían ser espectaculares y la bicicleta de Ronaldo, en comparación, aparecería más perjudicada que la de un hippy. ¿Se imaginan a Pedrito con esa manera de driblar?

Desde su Santuario hasta Santa Cruz de La Palma, la Bajada de la Virgen de las Nieves se celebra cada cinco años. Uno de los eventos que más atrae al público es la Danza de los Enanos, donde unos teóricos cabezudos bailan a la Virgen. Dicen que se trata de una caricatura del francés fanfarrón que apareció en las aleluyas catalanas y ediciones castizas, en naipes y manufacturas cerámicas, en cabezudos y gigantes y en el folclore virreinal de América, aunque es algo bastante propio y singular, con el minué -baile galo y su compás, de moda en el siglo XVIII, que se ejecuta en diversas figuras y mudanzas- de escolta y muy bien adaptado. Empieza el desfile con 24 caballeros marchando airosos al tiempo que entonan diversas melodías que varían para cada ocasión. Las letras cambian y tras el pasacalle desaparecen los señores de la vista del público para dar paso a los enanos juguetones con sus sombreros napoleónicos, que danzarán y danzarán sin descanso al ritmo de la polca antigua y pegadiza, convirtiéndose en el momento más esperado de las fiestas y en el secreto mejor guardado del mundo, más que la patente de Coca Cola.

Las primeras noticias que se tienen de la Danza de los Enanos de La Palma datan del año 1833, pero no sería hasta principios del siglo XX en que va tomando la forma que posee en la actualidad. Así, en 1905 se produjo la primera "transformación" y en 1925 se interpretó por primera vez la tradicional polca de D. Domingo Santos Abreu, que ameniza actualmente el evento.

Pues igual sucedía antes con las cajas de Ahorro. Con demasiados enanos; en este caso cada uno danzando por su lado sin orden ni concierto. El presidente del Gobierno, D. José Luis Rodríguez Zapatero, anunció que el Consejo de Ministros aprobaría, ya lo hizo, el proyecto de reforma de la Ley de Órganos Rectores de Cajas de Ahorros (LORCA) para que estas entidades puedan emitir cuotas participativas (valores similares a las acciones) con derechos políticos.

El límite de emisión de dichas cuotas es del 50 por ciento del patrimonio, con el fin de evitar su desnaturalización, explicó Zapatero, tras una reunión con representantes de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA). A juicio del jefe del Ejecutivo, es una "reforma urgente y de calado, imprescindible para la modernización y la eficiencia del sistema financiero". El proyecto incluye también medidas para la despolitización y profesionalización del sector. Para "ante todo fortalecer el sector financiero, a la economía y a la estabilidad".

Tras esta reforma, que espera que cuente con un amplio apoyo parlamentario y de los gobiernos autonómicos, las cajas contarán con un "abanico extenso" de fórmulas para captar capital.

La propia emisión de cuotas ahora ganará atractivo porque la propuesta suprime los límites vigentes a la tenencia de estos títulos por un único inversor, al tiempo que se establecen principios de libertad de emisión y retribución de las cuotas, que se podrán emitir con derechos desde la entrada en vigor de la reforma. Pero, además, abre otras vías, ya que recogerá la posibilidad de que las cajas que se integren bajo un Sistema Institucional de Protección -lo que se conoce como "fusión fría"- tengan como entidad central a una sociedad anónima, que puede ser un banco, y ello les permitirá acceder directamente a los mercados.

Asimismo, la reforma dará la posibilidad de que las cajas puedan traspasar su actividad financiera a un banco y transformarse en una fundación, renunciando a su condición de cajas. Se entiende que a través de esta fundación se decidirían las actividades de la obra benéfico-social.

Aunque el nuevo marco parece interesante, produce dudas en las asociaciones de consumidores, sindicatos y estamentos políticos de ámbito territorial. Para las cajas canarias puede suponer un punto de desnaturalización no deseable si la demanda de capital no es cubierta por los canarios.