SEGÚN parece, nunca más se supo de las 69 guaguas y no sé cuántos microbuses que iba a adquirir Titsa para incrementar su parque en Tenerife. Si se publicó en la prensa local que la empresa de transportes, propiedad del Cabildo Insular, iba a poner en funcionamiento, a manera de prueba, un autobús -sólo uno- híbrido en La Laguna porque a ese vehículo le faltaría fuerza motriz para subir cuestas, ya que sus dos motores, uno de gasoil y otro eléctrico movido por baterías, sólo servían para caminar en terreno llano. Eso fue en el pasado mes de mayo.

Parece que las pruebas en las horizontales vías laguneras fueron satisfactorias. Y ahora, justo al principio de esta semana, Titsa anuncia en este periódico que va a adquirir una única guagua híbrida, con mayor potencia que la ensayada en las calles laguneras, pero no entrará en servicio hasta el próximo año. O sea, que, en el mejor de los casos, tendremos que esperar seis meses para viajar en ese vehículo y yo no sé si Titsa, al igual que los hospitales públicos, establecerá la lista de espera, ya que la empresa sólo adquiere un autobús y no creo que quepan en el vehículo más de cincuenta personas, a no ser que le pongan una jardinera como los antiguos tranvías de las lecheras, y, en este caso, puede que la híbrida no pueda arrastrar el suplemento.

Según la información facilitada, Titsa se propone comprar, repito, una sola guagua que costará 300.000 euros y que ahorrará a la empresa entre un 20 y un 30 por ciento en carburante y 4.000 euros al año, según sus cuentas. Y, por lo que se deduce de la lectura de la información, el señor coordinador de Movilidad del Cabildo está como un pibe con zapatos nuevos y ojalá no se equivoque. Ya funcionan guaguas de estas, al parecer satisfactoriamente, en Madrid, Barcelona y Sevilla, que, añado de mi cosecha porque he circulado por las tres ciudades, en sus calles no hay cuestas apreciables ni vericuetos difíciles para el tráfico ordinario como sí existen en Santa Cruz y en nuestras poblaciones y carreteras del Norte y del Sur.

Alaba el señor coordinador que la guagua, que mide nueve metros y medio de largo, casi dos metros y medio de ancho y tiene capacidad para 57 viajeros, está impulsada por motor eléctrico de 100 caballos y otros diesel de 84 caballos. Muchos caballos para un motor de gasoil que echará a la atmósfera no tan pocos gases contaminantes como se cree y se dice. Nada que objetar al poco ruido que se anuncia, menor que el de las actuales guaguas, porque, aunque el motor de combustible hace bastante, el eléctrico es silencioso.

En cuanto a la originalidad de la tradición, ya hace cerca de un siglo que funcionan en la ciudad estadounidense de San Francisco los famosos y típicos tranvías ni siquiera movidos por grandes centrales eléctricas a través de cables y troles, como los europeos y los mismos de Tenerife, sino por simples baterías, aunque numerosas, según personalmente pude observar. Así que de novedad, nada de nada. Y ahora que va a tener ganancias en vez de más gastos, vamos a ver si Titsa baja sus tarifas, que son las más caras del transporte público de viajeros en todo el país.