ESTOS INDIVIDUOS de la dichosa Memoria Histórica que inventó Zapatero son realmente "torrentudos", que llaman en mi pueblo a los testarudos profundos. Ahora resulta que los agujeros que deben cavar en Las Cañadas del Teide para encontrar supuestas fosas comunes donde dicen que enterraron a los muertos represaliados tras el 18 de julio de 1936 no pueden realizarse sin pagar a los que trabajan en abrir los agujeros en la tierra. Y, para esos menesteres, se pide al Gobierno de la nación que afloje 60.000 euros en estos tiempos en que el Ejecutivo ahorra dinero bajando el salario de los funcionarios públicos un cinco por ciento y bloqueando las pensiones a los que hemos pagado toda la vida para disponer de unas perritas cuando ya no está uno en edad de currar.

Y como los ministros del Gobierno están aleccionados por el presidente para que, a su imagen y semejanza, miren para otro lado cuando les piden subvenciones, o sea, que se hagan los "longuis", que dicen en El Toscal, pues los restos de los represaliados, si es que existen estas fosas, seguirán donde están mientras no lleguen perras de Madrid.

Uno piensa que no son los fallecidos los que necesitan sacarse de sus sepulturas en que descansan, sino los vivos los que precisan comer y salir del paro galopante para poder vivir. De forma que los 60.000 euritos les vendrán muy bien a estas personas que, de momento, van tirando y que no se sabe hasta cuándo van a aguantar en esta triste situación. Y para ir tirando tienen, entre otras cosas, que comer y, para ello, naturalmente, comprar lo que comen ellos y la familia entera.

Decía en la recordada revista "La Codorniz" aquel pelotillero de la nobleza a la que hacía la pelotilla: "Sólo un espíritu tan refinado como el de la señora marquesa es capaz de interrumpir una juerga flamenca para explicar la Batalla de Lepanto con el auxilio de aceitunas y palillos de dientes". Yo creo que Zapatero hace, con los suyos poderosos, poco más o menos, algo así con el invento de esa Ley de la Memoria Histórica, que es una clara pelotilla a los suyos, o sea, a los republicanos y sociatas antirrégimen franquista que, si sirve para algo, es para desenterrar odios de una época pasada que debe olvidarse como si estuviera enterrada para siempre, igual que los supuestos represaliados.

Ya dije en comentario anterior sobre el mismo tema que, a falta de alguien que lo testifique y ni siquiera echando mano a la que llaman transmisión oral, que tampoco existe, es muy difícil determinar en la extensa superficie de Las Cañadas del Teide dónde hay un enterramiento como los que se buscan después de los muchos años transcurridos desde que terminó la Guerra Civil de 1936, que duró hasta 1939.

Las operaciones de búsqueda de las fosas comunes en Las Cañadas se prevé que se dividan en varias fases, algunas de ellas extraordinariamente complejas. Y no basta con los 60.000 euros de la subvención que se pide, en principio, al Gobierno, ya que las sucesivas fases no están aún presupuestadas.

Y sobre otro tema que no es el de las fosas pero tiene que ver también con la investigación de la supuesta represión durante la Guerra Civil, un profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna acusa a los responsables del centro superior de obstaculizar la investigación del período en que mandó en España el régimen el general Franco. O sea, más de lo mismo. De esta forma, aunque si, por arte de birlibirloque, pudiéramos salir de la crisis económica, retrocederíamos a otra peor, que es la recreación de los odios entre las dos Españas. ¿Para qué ha servido la transición? ¿Nos preparamos para otra guerra?