EL PARTIDO Popular siempre tuvo dificultades para obtener buenos resultados en las elecciones locales al municipio de Santa Cruz porque nunca ha sido fácil luchar en el feudo electoral de la ATI, más que por errores propios. Lo cierto es que, salvo en una ocasión, sus resultados siempre fueron discretos o malos. A rebufo de la ola popular en toda España, en 1995 tuvo un excelente resultado, con una candidatura encabezada por un buen candidato; ganó ATI con Hermoso de cabeza de cartel, que obtuvo 11 concejales, pero el PP obtuvo 10, su máximo histórico. Por razones inexplicables, nunca explicadas aunque conocidas, el cabeza de lista en aquella oportunidad fue obligado a dimitir, abandonó el ayuntamiento capitalino y, finalmente, dejó el que había sido su partido, por razones tampoco explicadas, aunque tal vez explicables, pero nunca conocidas del todo, al menos por mí.

Ahora, cuando ATI en Tenerife, y Coalición Canaria en general, viven una situación que no parece la mejor de las posibles, el PP tiene de nuevo la oportunidad de intentar ganar la alcaldía de Santa Cruz. Como ocurriera en 1995, los vientos y la crecida de una ola popular parecen favorables y para lograrlo debería presentar un candidato de peso, el mejor de los posibles, con una lista formada por personas de probada capacidad.

He leído y oído especulaciones sobre quién sería el llamado a liderar este, tal vez, definitivo asalto del PP a la alcaldía santacrucera. Han sonado varios nombres, quizá demasiados. Unos más que otros, todos son nombres conocidos y personas capacitadas, pero desde aquí arriba, desde donde vuelan los cóndores, se ve el vuelo rasante de las aguilillas y de los cuervos con facilidad. El diputado nacional Pablo Matos, el senador Alarcó, la Sra. Tavío y Miguel Cabrera son los más notorios de los que han sido mencionados. Cualquiera de ellos sería un excelente candidato. Me consta porque así me lo han dicho los interesados, que Pablo Matos y Antonio Alarcó se encuentran a gusto en sus actuales responsabilidades y cumplen a plena satisfacción de la dirección nacional del PP, cosa que también me consta; ni uno ni otro desearía abandonarlas para intentar ganar la apuesta por la alcaldía. La Sra. Tavío, después de algunos años, ha ganado experiencia, pero ya lo intentó en las elecciones del año 2003 con el resultado conocido.

Miguel Cabrera Pérez-Camacho sería un candidato a la altura de lo que Santa Cruz merece y del calibre de la apuesta que para su partido suponen las próximas elecciones locales, insulares y autonómicas, a celebrar dentro de un año; y las inmediatamente posteriores elecciones generales. Sus cualidades personales, profesionales y políticas son bien conocidas y su grado de conocimiento muy amplio entre la población; su integridad ética, su honradez y capacidad de trabajo, garantía de que, de serlo, sería un excelente alcalde. Pero antes, para serlo debería ser nominado candidato cabeza de lista por quienes intervienen en la toma de esa decisión, especialmente por Mariano Rajoy y por José Manuel Soria, que serían, con los ciudadanos santacruceros, quienes más se beneficiarían de un buen resultado electoral y un hipotético triunfo del Partido Popular en Santa Cruz de Tenerife.

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