ESTA SEMANA, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (ZP) ha vuelto a patinar. Ha vuelto a evidenciar públicamente sus graves e inadmisibles errores de gestión, a la vez que ha vuelto a darnos las claves suficientes para afirmar que su estrategia frente a la crisis está definida por la improvisación y la falta de ideas.

El presidente del Gobierno no hace más que tropezar una y otra vez con la misma piedra, lo que (como las moscas que se dan golpes contra el cristal de la ventana para poder salir) pone en entredicho su capacidad para aprender de los errores. Mete la pata una y otra vez generando una desconfianza nunca antes vista y dejando a todos los españoles a los pies de los caballos en un momento especialmente difícil, en el que todos merecemos tener unos gobernantes que estén a la altura de las circunstancias.

Está claro. Después de más de dos años, ZP no ha sido capaz de aprender a gestionar una crisis. Cae una y otra vez en el desgobierno, la mentira y la inconsciencia. Nos tiene ya cansados de rectificaciones irresponsables y de anuncios estériles que luego quedan en nada, pero que hacen un flaco favor a las opciones de nuestro país para salir lo antes posible de la crisis.

El Gobierno ha tenido tiempo de sobra para reaccionar ante la recesión económica, para reflexionar sobre las medidas que considere oportuno tomar y para generar confianza (en estos momentos tan necesaria) entre los inversores extranjeros y nacionales. Sin embargo, no ha hecho más que lanzar globos sonda y dar bandazos de un lado a otro sin orden ni concierto.

Carece de una estrategia definida para afrontar esta difícil situación y ni siquiera se han molestado en escuchar las propuestas de otras formaciones políticas dispuestas a arrimar el hombro para que España salga reforzada de la crisis.

La última perla de esta lista interminable de despropósitos es la propuesta incluida en el Real-Decreto Ley aprobado en el Consejo de Ministros del pasado 20 de mayo que prohibía a cabildos y corporaciones locales solicitar crédito a largo plazo a partir de su entrada en vigor y hasta el 31 de diciembre de 2011. Medida que, de facto, dejaba a estas entidades sin margen de maniobra para hacer frente a su actividad cotidiana y que puso en pie de guerra a todos los mandatarios municipales, obligando al Ejecutivo a rectificar y retrasar su ejecución hasta principios del próximo año.

Nos queremos detener en esta nueva chapuza de ZP y ahondar tanto en el fondo como en las formas. En el fondo, porque nos parece una medida absurda que no arreglará nada. Todo lo contrario, va a provocar una carrera en todas las corporaciones locales para endeudarse todo lo que puedan de aquí a final de año, pues son conscientes de que el próximo ya no podrán hacerlo.

Y en las formas, porque todo apunta a que Zapatero quería esconder esta medida detrás del recorte salarial de los funcionarios y la congelación de las pensiones (que logró sacar adelante el jueves sólo por un voto). Nos parece increíble que no se hiciera referencia alguna a esta iniciativa en el Pleno del Congreso de los Diputados el 12 de mayo donde anunció el plan de reducción del déficit público. Tampoco fue comentada tras el Consejo de Ministros del 20 de mayo, en el que se aprobó el Real-Decreto Ley, ni siquiera la mencionó en el encuentro que ZP mantuvo el domingo con los alcaldes socialistas de toda España.

A estas alturas, nadie se cree que se olvidaran de comentar algo así. Tampoco nos creemos que, como torpemente han dicho tanto Zapatero como su ministra de Economía, Elena Salgado, la complejidad de este documento fuera la causa de este "error tipográfico". Errata que se rectificó el miércoles en el Boletín Oficial del Estado (BOE) aplazando su entrada en vigor a enero de 2011.

¿Otro error, señor Zapatero? ¿Cpmo el que cometió cuando anunció un cambio en el sistema de cálculo de las pensiones? Al menos eso fue lo que dijeron cuando se conoció un documento enviado a la Comisión Europea en el que se hablaba de elevar de 15 a 25 años el tiempo para calcular las pensiones y de 65 a 67 años la edad de jubilación. En aquella ocasión, también tuvieron que rectificar. Dijeron que era un ejemplo…

Como usted insinuó para salir del callejón sin salida en el que se metió solito, rectificar es de sabios. Así lo creemos nosotros, pero también lo es reconocer cuándo una situación nos supera; cuándo no somos capaces de afrontar un problema. En política hay que ser responsable y saber marcharse a tiempo, y a usted, señor Zapatero, le ha llegado el momento de hacer las maletas. Y es que no acierta ni cuando rectifica. Por ello, y porque nos parece inadmisible que el futuro de todos los españoles esté en manos de un Gobierno ineficaz e inconsciente, ahora, más que nunca, creemos que es necesario un adelanto electoral. Todo porque estamos convencidos de que Zapatero es el problema y porque con su malhacer está ofendiendo a la institución de la Presidencia de Gobierno.

alarco@tenerife.es