Salvo sorpresas inesperadas, Tenerife acabará teniendo un tren hacia el Sur y otro hacia el Norte, sólo que aún se desconoce si se cumplirán los plazos para el primero (licitación de las obras a finales de 2011) y el trazado, características, la financiación y los tiempos del segundo. Lo que sí evidenció el debate de este semana en EL DÍA es que el gobierno (CC-PP) y la oposición insular (PSC) apuestan por este medio de transporte para reducir lo máximo posible el uso del vehículo privado, solventar los atascos en las horas punta y cambiar el modelo de movilidad, contribuyendo a un mejor cuidado del medio ambiente. Eso sí, discrepan en cómo llegar a estos objetivos y en las características de los trenes.

Desde la vertiente vecinal, el Grupo Moderado de Afectados del Tren a su paso por La Laguna muestra su pragmatismo al aceptar la infraestructura, aunque exige viaductos y soluciones que eviten las expropiaciones, al tiempo que la Plataforma de Afectados de esa comarca, mucho más crítica, sólo lo apoya "si se demuestra que es lo mejor para la Isla, algo que, ahora, no prueban los datos".

Con el tren del Sur más afianzado y concretado, el debate se centró en gran parte en el del Norte. El consejero de Economía y Competitividad, Carlos Alonso (CC), no comparte la visión de los críticos y considera más que probado que los trenes, junto al tranvía, las guaguas y los taxis en una apuesta intermodal, representan la mejor alternativa para el futuro de la movilidad. De hecho, indica que el sistema ferroviario del Sur puede mover unos 13 millones de personas al año, mientras que en el área metropolitana, unos 25, y, en el Norte, entre 6 y 7, según los cálculos técnicos.

David García, joven ingeniero representante de la Plataforma de Afectados del Norte, considera que se ha comenzado "la casa por el tejado" y que no se ha estudiado a fondo la movilidad. A su juicio, la congestión del tráfico en determinadas vías, como la autopista del Norte hacia Santa Cruz, se produce sólo en ciertas horas y "debería buscarse soluciones menos impactantes que ésta". Además, recuerda que, aunque su puesta en marcha la costee el Estado, "su mantenimiento y explotación habría que pagarla aquí", al tiempo que llama la atención sobre el aumento "en un 17% del precio general de la guagua, un 25% para estudiantes, desde que se instaló el tranvía y pese a su éxito". En su opinión, estos datos no son coherentes con el mensaje oficial, a lo que el consejero responde que el incremento de los precios de Titsa obedece a causas ajenas a los proyectos que buscan una mejor movilidad.

García tampoco comparte las cifras sobre el tren del Norte y asegura que el propio avance prevé unos dos millones de pasajeros al año, si bien Alonso aclara que ese número corresponde a los que se trasladan de punta a punta de esa comarca y no a la totalidad.

José Luis Delgado, consejero insular del PSC especializado en transporte, subraya la defensa de su partido de los trenes desde 2004 y cree que son una buena solución para resolver el "caos que ha habido en la movilidad en Tenerife", que achaca a la falta de planificación y a haber concentrado las infraestructuras en el área metropolitana, lo que ha dejado densidades de tráfico "bestiales" y similares o superiores a las de ciudades como Madrid en ciertas vías (con 70.000 vehículos en Los Cristianos y 80.000 en Guamasa). Por eso, cree que infraestructuras como los hospitales del Norte y el Sur ayudarán a descentralizar la Isla y a reducir los desplazamientos. No obstante, tiene claro que lo más importante pasa por propiciar un cambio de mentalidad mediante la educación para que la gente apueste por el transporte público. "A igualdad de tiempo y coste, un 82% prefiere el coche particular y eso no puede ser. No nos lo podemos permitir y, aunque tenga coste político, creemos que se debería penalizar económicamente el uso del vehículo privado si hay alternativas, pues se trata de algo muy poco solidario con el bien común".

Delgado sostiene que sólo un sistema ferroviario puede absorber las tasas de movilidad actuales, aunque no comparte el modelo de trenes de alta velocidad (Alonso prefiere el término "exprés", que combina ritmos) por el que apuesta CC y el PP. A su juicio, lo ideal serían trenes de cercanías que funcionen casi como metros en superficie, aunque con más velocidad y tiempos racionales. "Hablar de alta velocidad es un disparate", sentencia. De todas formas, cree que de nada servirían los trenes si luego no hay alternativas de desplazamientos a otras zonas mediante guaguas, "a las que considero imprescindibles".

Carlos Gómez, del Grupo Moderado, pone en duda la apuesta por los trenes por diversos factores, incluido hasta el uso de los raíles para suicidios, aunque, sobre todo, por lo que más le afecta: "El destrozo de viviendas y de mucho terreno en una Isla cuya población va a seguir creciendo". Por los pasos a nivel y por muchos otros motivos, sostiene que el trazado más inseguro es el de superficie y, por eso, defiende con ahínco, aludiendo a múltiples países, los túneles y los viaductos. Más allá de estos reparos, tiene claro que el tren es un transporte "fabuloso", si bien critica que sólo se hable de tren de carga para el Sur y no para el Norte, algo que considera un error y un desperdicio si se ejecutan.

Arrimaderos y velocidades

Ante la dicotomía que aprecia entre el gobierno y la oposición insular, Gómez subraya que se puede combinar sin problemas los trenes de cercanías y los de alta velocidad con "arrimaderos, que se usan en muchos sitios". Alonso anunció más tarde que esto sí se contempla en ambas comarcas.

El consejero de Economía se mostró mucho más optimista que los demás y, aparte de resaltar la gran seguridad del tren, recalcó que el 50% de los actuales usuarios del tranvía no recurrían antes al transporte público. De acuerdo con Gómez en que la habitabilidad es muy importante, reforzó esta tesis al defender que no se fragmente más el terreno con una barrera entre la autopista y las plataformas ferroviarias con una zona muerta. Por este motivo, adelantó que las alternativas en el Norte apuestan por acercarse al máximo a la TF-5 y que se contemplan tramos con túneles y viaductos, así como la posibilidad de que todo el trayecto se haga en elevación por la mediana de la autopista a 15 metros de altura. De todos modos, avisa de que esto representará un coste económico mucho mayor y deja entrever su menor viabilidad por la situación actual y porque, seguramente, la Isla no permitiría un impacto visual así, algo que no comparte Gómez. "Sería como hacer un tercer carril en la TF-5", afirma Alonso. El consejero también aclaró que el tren del Norte contempla carga y que, como en el caso del Sur, seguramente consistirá en combustible y residuos.

En respuesta a Delgado, afirma que la planificación de la Isla acarrea siempre un largo debate, aunque sí insiste en que una buena combinación de tranvía, tren, guaguas y taxistas resulta clave, con intercambiadores, recorridos cortos, corredores potentes y altas frecuencias en un modelo completo.

Delgado contraataca con algo que cree clave y muy perjudicial: que el avance del tren del Norte no tiene validez jurídica, opinión que refuerza Gómez, quien, bajo la amenaza de un recurso que lo paralice todo, insta al Cabildo a corregir su aprobación por no haber incluido un período informativo y de alegaciones, algo a lo que Alonso se compromete, pero "error" que Delgado censura porque se perderán cinco meses y porque "pone en riesgo la financiación, si bien lucharemos para lograrla".

El consejero socialista, sin embargo, hizo hincapié en que, pese a sus diferencias, como las relativas a las cargas del tren del Sur o la parada de Los Cristianos, les unen más cosas al gobierno insular en este caso de las que les separan. Eso sí, y refiriéndose a los grupos vecinales, dice no entender "el revuelo y la aversión que se ha montado con el del Norte cuando, en realidad, es como si no existiera, pues no hay ni proyecto, ni trazado ni nada. De hecho, me estoy enterando aquí de que se contemplan alternativas sólo en viaducto. Con la vía exterior, por ejemplo, no se armó esta protesta y nos sentimos sólos en nuestra oposición, pese a que destruye más de un millón de metros de suelo agrícola. Si se apuesta por el tren, lo que sí tenemos claro es que no cabe el tercer carril de la autopista", proyecto cuya calificación territorial se está tramitando, según Alonso.

"Discurso contradictorio"

García aprecia contradicciones en los discursos y lo ejemplifica con el rodeo de 20 minutos que sufren los usuarios de Titsa que van ahora al aeropuerto del Sur desde Santa Cruz, que deben llegar hasta Los Cristianos. Además, cree que se corre el riesgo de duplicar infraestructuras, que no se debe desechar la alta velocidad y que urge disponer de un documento que ordene las guaguas. "Somos escépticos, pero no decimos a todo que no. Aunque sea ingeniero y pueda perjudicarme profesionalmente, como ciudadano tengo dudas sobre la viabilidad. La movilidad no se resuelve sólo con esto", concluye.

Delgado, en cambio, asegura que el tren sale más barato que otras alternativas, aunque sí reivindica expropiaciones lo más justas posible, "si bien sé, por experiencia familiar con la autopista entre Adeje y Santiago del Teide, que la parte sentimental nunca se compensa del todo. Eso sí, debe primar el interés general". En su opinión, resulta erróneo comparar el tren con los usos de Titsa. "Lo que debe hacer el sistema ferroviario es quitar transporte privado, tal y como ha pasado con el tranvía, y no esos dos millones de usuarios de guaguas hacia el Sur. Si de esos 13 millones que se apunta para esta comarca, logramos atraer hacia el tren al 35% de pasajeros, sería un hito". Delgado pide que el tren sureño se haga cuanto antes y que se aclare también el del Norte.

Para Gómez, sin embargo, se está pensando sólo en el cortoplacismo y no en los próximos 200 años con trazados "horrorosos".

Aunque está claro que, tarde o temprano, habrá trenes, el debate seguirá y las discrepancias sobre el cómo y la encrucijada por los obstáculos, también.

P. P. PEÑA, Á. MORALES Fotos: MARÍA PISACA