EL CARNAVAL tinerfeño se ha convertido desde antiguo en una de las más claras señas culturales de la Isla, en uno de los aspectos que mejor definen el ser y el sentir de sus gentes y en algo que en muy buena medida nos identifica más allá de nuestras fronteras insulares. Después de décadas de buen hacer, la fiesta por excelencia adquirió una personalidad tan intensa como propia hasta llegar a ser una verdadera referencia e, incluso, un modelo para las celebraciones que tienen lugar en otros lugares de la geografía isleña.

Y ello ha sido posible gracias a la labor y el empeño constante del pueblo de Tenerife, que se ha encargado edición tras edición de engrandecer esa cita anual con la alegría, el humor y la desbordante explosión de colorido que representa nuestro Carnaval. Han sido los ciudadanos de a pie los que han asumido siempre esa responsabilidad y a todos ellos corresponde el honor de ese importante logro, tanto a los que participan en los festejos de forma individual como a quienes lo hacen integrados en grupos organizados.

Es en esta última faceta en la que es preciso destacar el papel jugado por unos colectivos que han contribuido de manera determinante a dotar de identidad y carácter a la fiesta. Tanto las rondallas como las murgas y las comparsas, igual que las agrupaciones coreográficas y musicales, suponen un capítulo ineludible a la hora de analizar la evolución y la esencia carnavalera, hasta el punto de que, sin ellas, seguramente no cabría hablar de lo que todos apreciamos como nuestra más representativa celebración.

Los Rumberos es una agrupación que forma parte de esa tradición consolidada, en la que, sin ninguna duda, ocupa un lugar de verdadero privilegio. A esta comparsa corresponde el reconocimiento de entidad precursora de lo que hoy en día supone uno de los pilares del Carnaval. Fueron sus primeros componentes los que en su momento iniciaron una vía que en la actualidad, por fortuna, se ha prolongado de forma sumamente apreciable.

Sus miembros no sólo han protagonizado a lo largo del tiempo buena parte de la fiesta sino que también han contribuido a la promoción de nuestra tierra en diferentes países. Así, en numerosas ocasiones, al igual que ha ocurrido con otras agrupaciones, han acompañado a las delegaciones tinerfeñas encargadas de impulsar el turismo para dejar constancia de su quehacer y mostrar un aspecto de nuestra identidad que resulta muy atrayente para los visitantes. Porque el Carnaval es un activo muy importante que todos compartimos y que supone una notable tarjeta de presentación de esta tierra. Por ello, todos tenemos la obligación de defenderlo y promoverlo, cada uno particularmente y también desde las instituciones públicas.

Precisamente, esta misma semana Los Rumberos han tenido la deferencia de concedernos su Insignia de Oro como aprecio por el desarrollo de esa tarea, que asumimos con decisión y con sumo agrado y gran honor porque somos conscientes de lo que representa. Desde el Cabildo de Tenerife se colabora directamente con la fiesta apoyando a las agrupaciones que componen su núcleo esencial y se fomenta su promoción. Todo ello se hace con el objetivo de acrecentar el valor del Carnaval y por el bien de la Isla.

Ese reconocimiento, que agradecemos profundamente, nos llena de orgullo y de satisfacción.

de Tenerife