SI UN SERVIDOR estuviera en el cargo de don José Luis Rodríguez Zapatero, que no quiera Dios, y hubiera metido la pata hasta el corvejón inventando ese ministerio tan artificial, innecesario y tan sin sentido como el de Igualdad y, para acabarla de jeringar, hubiese nombrado a doña Bibiana Aído titular de dicho departamento este que lo es, que dicen en el campo, vista la realidad de las cosas y que cada vez que la señora Aído dice o escribe algo hace el ridículo y es el hazmerreír del pueblo entero, a doña Bibiana la hubiera dejado de simple elemento decorativo, aunque su físico no es, precisamente, para decorar y hasta le habría puesto una mordaza para tener la seguridad de que no suelte más disparates por esa boca. Porque la tal ministra no es que produzca daño al país con sus continuas mentecateces, porque, por lo visto, su sesera no da para más, sino que lo que sale de su departamento es siempre nocivo para el país y para el mismo Ejecutivo, cuyos componentes, en lo que respeta a materia gris, están al mismo o más bajo nivel que doña Bibiana.

Leo en un artículo de nuestro estimado colaborador José María Clar Fernández que el Ministerio de la señora Aído, junto con el Instituto de la Mujer -otro que tal- y el sindicato FETE-UGT se proponen llevar a cabo una campaña que se titula "Educando en igualdad" cuyo fin es que niños y niñas reciban una formación única y así no haya violencia de género como si, con enseñar lo mismo a "pibas" y "pibes" se evitara que luego los maridos no se carguen a sus señoras esposas o a compañeras sentimentales, que ahora llaman a las que antes se conocían por "queridas" o "socias".

En esta educación igualitaria, en principio, se prohibe a los pibes leer los cuentos clásicos que, originales de los cuentistas escandinavos Andersen, Hoffman, Grim y otros, inmortalizaron títulos como los de "Blancanieves y los siete enanitos", "La Cenicienta", "La Bella Durmiente" y tantos más que contribuyeron no sólo a la distracción y el interés de la gente menuda, sino a la formación de la misma en los valores que tan bien ponderaron y describieron aquellos autores, Disney llegó al cine, y que tanto bien han hecho a la Humanidad en el mundo entero.

Para doña Bibiana esta literatura, que lleva siglos formando a niños y niñas, es nociva y se hace necesario cambiar la mentalidad de los educadores y de los niños que educan. Ante esta norma, que sólo ocasionará perjuicios a quienes la tienen que impartir y que sufrir, el Gobierno tendría que salir al paso borrando del mapa político al nocivo Ministerio, y destinando, si es posible, a la señora Aído a la embajada española en Madagascar porque no hay una en el Polo Norte. Y, así, no pasará a engrosar las listas del paro, pero se le prohiba utilizar el teléfono, el telégrafo o el internet para enviar posibles malévolos mensajes a su Ministerio.